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EMILIO LARA.










Después de un viaje a otra ciudad para uno de los partidos del torneo, estaba de vuelta. Mi ánimo seguía siendo el mismo, seguía sin tener minutos y esto me estaba comenzando a agotar.

Una vez más, llegué a casa sin ganas de nada pero tampoco quería estar aquí. Solamente me di un baño y me cambie de ropa para salir, sabía que si me quedaba aquí me terminaría de volver loco.

Conduje sin destino alguno hasta que llegué a la casa de mis padres, no tenía planeado hacerlo pero bien dicen que el destino te pone donde debes estar. Baje del auto y entré con la llave que aún tenía, rápidamente me encontré a mi hermana y Lucía sentadas en la sala mientras veían algo en el celular de Camila.

Camila fue quien levantó la vista para encontrarse con la mia, rápidamente se puso de pie y me dió un corto abrazo.

— No sabía que ibas a venir — dijo separándose de mi.

— No tenía pensado hacerlo, salió de último momento— respondí, después miré detrás de ella en donde se encontraba Lucía — Hola Lucía

— Hola Emi — me sonrió.

Desde aquella cena que organizó mi primo y Lucía hizo lo que hizo a Támara, no habíamos hablado ni habíamos coincidido.  Me daba curiosidad saber que era lo que pasaba con ella o por su mente para haber llegado a hacer algo como eso, fue algo extremo si se lo piensan.

Puedo entender que no le agrade Támara, pero no puedo entender cómo se pudo descontrolar de tal forma.

— ¿Quieres comer o tomar algo? — me preguntó Camila.

— Si pero ahorita me hago algo yo — ella asintió

Sin decir más, caminé hasta la cocina. Ahí rápidamente tomé un tazón para agregarle yogurt y arandanos, me senté en la mesa a revisar mi celular.

Tenía varios mensajes de Támara, sinceramente había estado tratando de evitarla. Después de aquella pequeña "pelea" en mi casa, no habíamos hablado tanto como otras veces, tampoco salíamos.

Estuve hablando con Zendejas y Dos Santos, los dos me dijeron que tomar mi medida y distancia era lo mejor. ¿Tenian razón?, muy probablemente.

Jonathan dijo que ella estaba siendo linda conmigo por el contrato, por que ella firmó para ser la mejor mujer conmigo. Firmó para hacer lo que yo quisiera y de alguna manera, le di a entender que lo que necesitaba o quería era estar con ella de la forma en la que estábamos.

De alguna manera me estaba abriendo con ella demasiado pronto, sabía algunas cosas de ella claro, pero no lo suficiente. Nunca me interese en ver si ella realmente hacia las cosas por querer o por qué no le quedaba de otra.

Es por eso que tomé mi distancia, fue demasiado notorio para ella que lo había hecho. En los mensajes, ella preguntaba que era lo que estaba pasando. Obviamente es algo que no quiero responder, por que no quiero darle explicaciones de lo que pasa por mi mente. Hacerlo sería jugar nuevamente yo mismo en mi contra, estaría expuesto nuevamente.

Me sorprende un poco lo que pasa conmigo ahora mismo, no sabía que podía llegar a ser inseguro hasta que llegó Támara. Tal vez yo me he buscado caer en esa inseguridad, pues básicamente pagué por tenerla conmigo.

No mentía al decir que esa mujer estaba en mi mente, se estaba volviendo en mi conjuro, me estaba haciendo experimentar cosas que nunca pensé.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por la puerta de la cocina, esa puerta necesitaba reparación urgente por lo mal que rechinaba.

𝙋𝙨𝙞𝙘𝙤𝙙𝙚́𝙡𝙞𝙘𝙖 |𝙀𝙢𝙞𝙡𝙞𝙤 𝙇𝙖𝙧𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora