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EMILIO LARA









Mis días han cambiado radicalmente, me asusta la manera en la que lo ha hecho pero también me gusta que lo haga. Es confuso pero me siento bien, antes solía tener una rutina y era raro que saliera de ella.

Siempre después del entrenamiento, iba a casa de mis padres a comer y después regresaba a mi apartamento para quedarme en mi soledad. A veces salía con algunos amigos pero también era algo complicado, pues al estar en uno de los equipos más importantes de México, era conocido y siempre terminaban pidiéndome fotos. No es que me moleste, solo que hay veces en las que quisiera pasar desapercibido.

En cambio con Tamara era algo diferente, pues ella no me pedía salir a lugares públicos. Siempre estabamos en mi casa o en la suya, cosa que me asusta por que me estoy acostumbrando a su presencia tan fácilmente y demasiado pronto. No ha pasado mucho de que la conozco y ya se está haciendo rutina o fundamental el verla al menos un momento en el día, pero me intriga y me asusta pensar que para ella no sea tan necesario el verme.

Hasta el momento ella demuestra estar bien con verme casi a diario, con pasar tiempo haciendo varias actividades fuera del sexo tan placentero que tenemos entre los dos. Justamente hoy dijo que quería salir de compras con su prima y por eso no la había visto, aunque el día no ha terminado siento que no podré verla por que hoy tengo un partido y dudo que en la noche me pase hasta su casa.

Camila afirma que Tammy me tiene en las nubes, según ella estoy distraído por que estoy enamorado. Por supuesto ninguna de sus afirmaciones es real, pues yo no me siento distraído de mis obligaciones y mucho menos enamorado.

No niego que con ella siento cosas indescriptibles, pero eso no es estar enamorado ¿Cierto?.

Tenía uno de los partidos más importantes, el clásico joven contra Cruz Azul y esperaba poder tener minutos. Justo el Tano entró a los vestidores para decirnos quienes serían los titulares, escuchaba los nombres de mis compañeros sin ninguna sorpresa por que era quienes siempre iban de titulares. Sin embargo la sorpresa de la noche era que mi nombre no figuraba ahí, nuevamente.

Layún iba en mi lugar y al menos esperaba poder entrar de cambio en el segundo tiempo, le desee suerte a cada uno de mis compañeros antes de que ellos comenzarán a vestirse. Yo me puse la casaca de suplente y salí a los banquillos donde estaban otros compañeros más, entre ellos quienes desafortunadamente no tenían ningún segundo en el campo.

Me senté a ver cómo el juego poco a poco iria comenzando, tenía mi celular en mi mano ya que obviamente no estaría en este primer tiempo. Me entretuve hablando con Camila, quien venía al partido con nuestra familia, algunos amigos y una sorpresa según ella.

Con mi hermana nunca se sabía si era algo bueno o malo, así que mejor decidí no hacer mucho caso.

A los pocos minutos Camila me dijo que estaban detrás de la portería del América, suspire volteando a donde ella dijo y vaya que si me lleve una sorpresa.

¿Que hacia Tamara aquí con mi familia?

Bueno, mi pregunta era algo tonta cuando obviamente Camila tuvo que ver con esto y mucho. La había traído a pesar de saber que lo mío con ella no era algo real, estaba siendo una maldita conmigo.

Sabía que me costaba el mentir frente a mis papás sobre Tamara y estaba trayendola, solo podía ver cómo mi madre y ella hablaban animadamente de algo. Camila se les unía también, al parecer allá todo estaba bajo control pero conmigo no.

Voltee mi visita al campo, Zendejas estaba calentando pero también había visto a donde ella.

Mierda, la reconoció.

Era un momento tenso, sobre todo cuando Jonathan también estaba aquí en el banquillo y podría darse cuenta de quien acompaña a mi familia, definitivamente esto no estaría bien.



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El partido terminó a nuestro favor, a pesar de no haber tenido minutos me alegraba por el equipo. También por mis compañeros, esto sin duda nos levantaba el ánimo y la confianza camino al Campeonato.

Todos volvimos al vestidor a darnos una ducha o cambiarnos como en mi caso, además de que celebramos un poco nada más.

La mayoría se había ido a celebrar con su familia o pareja afuera, entonces pasó lo que no quería. No quería quedarme con Alex y Jona en un solo lugar, Zendejas había visto a Tamara y es obvio que se lo dijo a Jonathan.

Quise salir lo antes posible de ahí pero me fue imposible, pues mis compañeros me llamaron y tuve que actuar como si no estuviera pasando nada.

— ¿Que onda pelón, por que tan nervioso? — preguntó Zendejas

— No estoy nervioso — respondí de inmediato.

— Es que te vemos cómo apurado— habló Jonathan— ¿No será que te está esperando algo o alguien? — bufé

— Tus ironías no van conmigo, se directo — abrió un poco los ojos ante mi respuesta tan golpeada.

— A ver Emi, nosotros no somos tus enemigos y lo sabes — intervino Álex

— Pues no actúen como si lo fueran, sean directos y ya

— Bueno, si es lo que quieres lo vamos hacer — hablo Jona — ¿Que hace ella aquí?

— Ella, hay muchas personas aquí Jonathan— me excuse

— La chica del club nocturno, bien sabes a quien me refiero. Pensé que solo sería cosa de una noche pero ya veo que estás enganchado con ella hermano — palmeo mi hombro


— No estoy enganchado de nadie, además, esa es cosa mia ¿No? — respondí a la defensiva

— Nosotros solo queremos que no cometas errores Emilio, el Tano ya te dijo que te ve distraído y por eso no has estado en los partidos. Ahora ya vemos cual es tu distracción, no puedes seguir así o te vas a hundir — Zendejas habló en un tono firme

Tal vez tenían un poco de razón, pero no era para que ellos estuvieran metiéndose en mi vida.

— Les agradezco su preocupación pero yo se lo que hago — dije haciendo que ellos me vean con frustración.

— Si necesitas algo cuentas con nosotros Emilio, recuerda que no somos tus enemigos — murmuro Jona antes de salir del vestidor.

— Lo mismo digo pelón, te he ayudado y lo seguiré haciendo mientras pueda — Alex cubrió su nariz lastimada con su mano, al parecer aún le dolía.

Después de esa no tan agradable charla, me quedé unos minutos más analizando lo que ellos decían.

No eran los únicos que me veían desencajado, ¿Pero en verdad es culpa de ella que yo esté así?.



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𝙋𝙨𝙞𝙘𝙤𝙙𝙚́𝙡𝙞𝙘𝙖 |𝙀𝙢𝙞𝙡𝙞𝙤 𝙇𝙖𝙧𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora