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EMILIO LARA












Sinceramente, habían pasado varios días desde que me encontré con la novedad de que medio Internet sabia de mi supuesta novia. De hecho agradecía que Tammy haya puesto su Instagram en privado, así no veían del todo quien era. A pesar de que habían fotos de ella en las redes, eran un poco borrosas debido a la distancia y en algunas ni siquiera se podía apreciar que en verdad fuera algo mio, pues a pesar de estar a mi lado, no se veía intención de algo más.

No la había visto en estos días y eso me tenía un poco inquieto, tenía la atención de verla pero también tenía la atención de la afición y gente curiosa sobre mi. Querían saber si en verdad tenía una relación, como si de eso dependiera su estabilidad.

Zendejas y Dos Santos querían hablar conmigo, seguramente habían visto las imágenes y querían saber de eso. Hablaría con ellos pero primero lo haría con Layún, a pesar de que es uno de los que tiene más edad, entiende las cosas y sobre todo no te critica como si fuera un santo para señalar. Creo que por eso me llevaba bien con el, por que era un poco como yo.

Justamente, el diecinueve del América venía caminando hacía donde me encontraba sentado. Quedamos en tomar un café en las instalaciones del club, algo tranquilo.

— He llegado, dime para que soy bueno— Layún se sentó frente a mi, con una media sonrisa.

— Lios de faltas — murmure

— De esos de los que no quieres que los amigos de tu edad se enteren, ¿Eso es? — suspire

— Si — admití sabiendo que era verdad, podía hablar con mis otros amigos más no quería hacerlo. Los conocía y sabía que harían cosas que no van, así que mejor hablarlo con alguien maduro como Layún.

— Pediré mi café y entonces, te daré mi atención— dijo el, llamando la atención de la chica encargada de la cafetería

Sonreí flojo al tiempo en el que también pedía un café normal, no como el que empezó a dictar varias cosas para sin simple café.

Esperamos unos cinco minutos y entonces, nos trabajos nuestros pedidos.

— Ahora si pelón, soy todo oídos

Y esa fue la señal que estaba esperando para comenzar a contarle, básicamente todo. Desde como la conocí, por quienes y en donde.

Miguel no parecía sorprendido de que Jonathan y Alejandro me hayan insistido en ir a ese lugar, pues por ahí escuché que el también había sido invitado pero se negó por que tenía responsabilidades de padre.

En ningún momento me juzgó, en ningún momento me señalo o me miró como si fuera un raro. Es algo que sabía que no pasaría por que conozco a mi compañero, es transparente con los demás.

En cuanto terminé de relatarle todo los acontecimientos que me rodeaban, suspiro y asintió como si todo estuviera acomodado en su cabeza.

— Mira Emi, no está mal que te enamores o te guste una muchacha que trabaje de eso, al final también es un ser humano — comentó— sin embargo no es fácil en este medio, sabes que la gente por cualquier cosa te señala, si se llegan a enterar de esta muchacha nada va a salir tan bien como quisieras.

— Eso lo se, por eso no he querido responder a preguntas de ese tipo cuando me encuentro fanáticos.

— Estás en todo tu derecho de no responder, es tu privacidad y tu decides que hacer público y que no. Lo que me llama la atención de todo esto, es que frente a tu familia es tu novia de mentiras. Es como bien dicen por ahí, una mentira lleva a la otra y a la otra hasta que el globo se termine de inflar y estalle. No creo que salgas ileso de eso.

— Mierda, eso es lo que me preocupa. El Tano ya me ha dicho que ese tipo de comentarios me puede afectar, pues no estaré concentrado y no daré el porcentaje que necesito para disputar un partido — suspire — No se que hacer, podría simplemente decirle a mi familia que nada de eso funcionó y que se acabó.

Miguel asintió tomando un sorbo de su café, después, soltó una risita.

— Podrias hacerlo pero no quieres, es eso ¿No? — asentí — Lo suponía Emilio, esa muchacha te tiene más atrapado de lo que crees.

— No creas que no lo se, hasta me asusta esa manera de sentir o pensar en ella.

— Es como dicen ustedes los chavos, estás enculado — solté una risa — Pero tienes que pensar bien que vas hacer wey, yo estoy aquí para escucharte, para aconsejarte si es lo que quieres, más la decisión es solo tuya.

Hice una mueca al ver cómo Álex y Jona se acercaban aqui, ese par era un peligro andante y ya lo tenía confirmado. Pensaba que nada pasaría simplemente si me juntaba con ellos, pero gracias a que me llevaron a ese lugar es que mi vida está teniendo estos inconvenientes.

Este drama vaya.

— Emilio, al fin te encontramos — el primero en hablar fue Jonathan

— Hey, no me lo vayan abrumar más por favor — les pidió Layún terminando el último sorbo de su café.

— Nosotros nada más queremos que nos cuente de su novia, digo, por que somos sus amigos y no sabíamos nada — respondió Zendejas

— No les conté por que no tengo ninguna novia — les dije

— ¿y las fotos? — me encogi de hombros

— Son sólo chismes de la gente, no existe tal novia — me límite a decir.

— Bien, ya lo escucharon — habló Layún

— Es que siento que he visto en otro lado a esa muchacha que sale contigo en las fotos — comentó Jonathan con toda la curiosidad que lo caracterizaba

— No se, era invitada de mi primo — murmure poniéndome de pie — Tengo que irme, nos vemos luego

— Hey, ¿A donde o que? — Zendejas se puso en mi camino

— Pues a descansar wey, tengo sueño — dije como si nada estuviera abrumandome.

— Quien lo habrá tenido desvelado — bromeó Jonathan

— Tu tia wey — bromee también haciendo que Layún y Zendejas se rieran

— Me la aplicaste esta vez Lara, pero va vendrá la mia — me señalo Jona

— Simón, ahí después sigues — soltó una risa

Me fui de la cafetería, quisiera darle las gracias a Layún por escucharme y no dejar que ese par me llenara de preguntas. Lamentablemente no podía hacerlo en ese momento frente a ellos, así que mientras caminaba le envié un mensaje de texto haciéndolo

Al parecer la dulce Candy estaba resultando ser un dolor de cabeza, pero al parecer es uno que estoy dispuesto a soportar con tal de seguir teniendo su belleza para mi.

Esa mujer se está convirtiendo en algo inexplicable, como un conjuro. Su cuerpo, su bailar, su aroma, su existir se estaba volviendo en algo vital para mi.

Tal vez Layún tenía razón en ese comentario gracioso que hizo.

Tal vez.



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𝙋𝙨𝙞𝙘𝙤𝙙𝙚́𝙡𝙞𝙘𝙖 |𝙀𝙢𝙞𝙡𝙞𝙤 𝙇𝙖𝙧𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora