| 26 |

410 51 2
                                    

NARRADOR OMNISCIENTE

Después de haberla ido a ver un día, fueron dos, tres y así sucesivamente hasta que Emilio simplemente creyó que ya no podía más estar solamente viéndola, necesitaba verla y escuchar su voz.

Emilio tomó las llaves de su auto y salió de su casa, o al menos le llamaba así por costumbre. Sentía que algo estaba pasando en su vida, algo que lo hacía sentir sumamente incómodo en ese lugar. Es como si ya no fuera más su casa, ya no lo sentía como su hogar.

Cuando estaba saliendo, se encontró con Lucía frente a él. Inmediatamente se incómodo, se puso nervioso, miles de sensaciones nada agradables.

— Lu, ¿Que haces aquí? — preguntó el jugador.

La chica frente a él siguió pensando una excusa, la única realidad fue que había visto a Tamara entrar aquí. La bailarina también quería verlo, escucharlo, sentía que era una necesidad hacerlo.

Sin embargo, ella solamente lo quería ver, no pensaba para nada hablarle y molestarlo. De hecho, la joven se encontrada en el pasillo a la vuelta escuchando toda la conversación.

— Quería verte, ¿Estás solo? — pregunto, intentando ver hacia dentro de la casa.

— Si, pero voy de salida — dijo cerrando la puerta.

— ¿Es algo importante?, pensé que tal vez podíamos ir al cine o que... — la de cabello corto fue interrumpida por el jugador americanista.

— Lucía, voy de salida a algo importante.

Ella lo miro como si no creyera que fuera algo realmente importante, más bien una excusa.

Su mente le hizo una mala jugada, haciéndole creer que tal vez el jugador iba en busca de quien todos creían, era su ex novia. Se sintió demasiado celosa en ese momento.

No estaba tan equivocada después de todo.

— ¿Vas a buscarla no? — preguntó molesta

El resoplo.

— ¿Y si lo hago que?, tu y yo no tenemos nada Lucía. — dijo firmemente.

— Bueno, la otra noche en tu cama mientras me hacías tuya parecía que si había algo entre nosotros.

Emilio apretó la mandíbula, no quería ser grosero con Lucía pero, simplemente ella lo sacaba de quicio.

— Podremos habernos acostado, pero no hay ni habrá nada entre nosotros Lucía. Siento mucho que te hayas hecho ideas que no son, no era mi intención confundirte.

Y es que aunque no estaba seguro de lo último, lo había dicho por que en verdad ya no quería ver más a esa chica.

— Emilio, yo estoy segura de que puedo ganarme tu amor — Lucía tenía los ojos húmedos, viendo como toda esperanza se iba cayendo poco a poco.

— No Lucía, no puedes ganarlo, simplemente estoy seguro de que jamás podría estar enamorado de ti. — la miro, no muy seguro de si era correcto, pero lo hizo. — Ni de ti, ni de nadie, así que no vuelvas por aquí.

𝙋𝙨𝙞𝙘𝙤𝙙𝙚́𝙡𝙞𝙘𝙖 |𝙀𝙢𝙞𝙡𝙞𝙤 𝙇𝙖𝙧𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora