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Especial : Támara.










Estaba demasiado nerviosa por este día, Emilio nunca había mencionado que su madre podría llegar a ser tan... Intensa.

El me envió mensajes en todo momento, tratando de convencerme de que no era tan mala idea.

La señora Rosa estaba esperándome en una cafetería muy linda y conocida. Podría haber aceptado ir con ella en un día suegra -nuera, pero no que viniera a casa y supiera en donde vivía.

En estas últimas semanas, Emilio me había dejado muy en claro que lo nuestro era únicamente un contrato. Era hora de respetar eso.

Lamentablemente para mi, no supe separar lo laboral de lo personal. Es obvio que fingir que soy novia de Emilio, es parte de mi trabajo. Recibo un dinero semanal por ello, así que si, es algo laboral.

A pesar de que mi cerebro entiende eso, mi corazón no. Conocer a Emilio, el ser humano y no el futbolista, me hizo darme cuenta de que no estaba tan negada al amor. Fue fácil enamorarme de lo que es, de quien es, Emilio es perfecto ante mis ojos.

Yo al contrario de el, tengo muy claro lo que siento. Se que estoy enamorada de él, pero el tiene demasiado miedo a abrir su corazón al amor. Han sido muchas las veces en las que he sentido que me corresponde, pero que tiene esa inseguridad de lanzarse a esta aventura de enamoramiento.

Lo entiendo por qué me sucedió al principio, creía que era una locura sentir algo por el. Por eso cuando en un inicio el me decía cosas sobre saber de mi más allá de mi trabajo, me daba miedo. Contarle parte de mi vida, era como abrirle paso a mi corazón y que se adueñara de el.

Ahora es realmente tarde para lamentarme por eso, o para cerrarle la puerta. Hacerlo solo me hace daño a mi, es por eso que cuando el me busca, es difícil decirle no.

Se que debo cumplir por el contrato, pero más que por eso, lo hago por que el se ha hecho vital y necesario para mi vida.

No se que haré el día que ese contrato se termine y tenga que decir adiós a Emilio. Por que no tengo la seguridad de que el me quiera cerca al finalizar ese plazo, en realidad no tengo nada asegurado por parte de Emilio.

Es un libro que no deja ver más allá se su portada.

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Hace unos minutos que había llegado al lugar acordado, la señora Rosa se encontraba sentada en una de las mesas que tenía una linda vista a la ciudad, justo en el segundo piso de la cafetería.

Me acerque a ella a saludarla amablemente, siendo muy bien recibida por su parte. La señora era muy educada, como prueba está todas esas veces que me la encontré y ella nunca me hizo un mal gesto, al contrario, siempre saludó.

Nos sentamos en la mesa y yo me pedí un licuado, ya que hacia demasiado calor como para tomar café.

— Gracias por venir hija, para mi es importante conocer a la pareja de mis hijos.

— No tiene nada que agradecer, señora. Yo agradezco que tenga el interés de conocerme y no me juzgue sin hacerlo.

— No tendría por que juzgarte.

— En realidad si, por la manera en la que me encontró en el apartamento de Emilio. — ella soltó una risa.

— Eso no es importante, se que mi hijo ya es alguien grande, independiente y que puede hacer lo que quiera. Siempre supe que la razón por la que el quería vivir solo y tener su espacio, era para que compartiera su cama con una chica. — me miró divertida — Y no te avergüences de eso, así son los jóvenes cuando están enamorados.

𝙋𝙨𝙞𝙘𝙤𝙙𝙚́𝙡𝙞𝙘𝙖 |𝙀𝙢𝙞𝙡𝙞𝙤 𝙇𝙖𝙧𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora