Rick fue despertando poco a poco y se encontró con Sheila, seguía durmiendo profundamente, su cola estaba enrollada en su muñeca y estaban tomados de la mano. Rick sintió que su cara se incendiaba, pero no se movió y solo sonrió. Sheila fue abriendo los ojos poco a poco y al verlo también se sonrojó, o eso parecía. Sus mejillas adquirieron un tono purpurino y a Rick le pareció algo tierno. "De verdad es muy linda" pensó. Rick se levantó despacio:
— Buenos días – Le dijo.
— Bue-Buenos días – Respondió Sheila con dificultad.
— ¿Estás mejor? – Le preguntó preocupado.
— Sí... y gracias – Rick volteó a mirarla – Por quedarte... significó mucho.
— No es nada – Le dijo Rick – Si necesitas compañía otra vez, sabes dónde encontrarme – El rubor en las mejillas de Sheila aumentó bastante – No-No me malinterpretes, quiero decir que si necesitas apoyo...
— Tra-Tranquilo – Le aseguró ella.
— Ustedes son un caso – Los dos voltearon y se encontraron con Olivia en la puerta del cuarto – El desayuno está listo – Informó ella – Y, por cierto, se ven muy lindos juntos.
Fue en ese momento que los dos se dieron cuenta de que todavía seguían agarrados de la mano. La vergüenza fue mayor para Sheila, quien todavía tenía su cola enrollada en la muñeca de Rick. Se separaron a gran velocidad y miraron al suelo con mucho interés:
— Vayan a lavarse la cara – Ordenó Olivia – Los espero abajo en cinco minutos.
Ambos chicos obedecieron y en menos de cinco minutos estaban listos. Cuando bajaron a la mesa se sentaron en silencio. Ninguno podía decir algo. Olivia notó esto y decidió divertirse un poco, después de todo, no solía tener esta clase oportunidades. Esperó a que Rick estuviera tomando su jugo de manzana y mientras tenía el vaso en la boca lanzó la pregunta:
— Ya tuve "La charla" contigo, ¿Verdad? – Rick escupió todo el jugo al escuchar esa pregunta, Olivia rio para sus adentros.
— ¡Mamá! – Replicó él – No hicimos nada de… eso, solo la acompañé y nos quedamos dormidos – Olivia se llevó un trozo de omelet a la boca.
— ¿Tomados de la mano? – Ambos chicos se ruborizaron hasta las orejas – Solo quiero que quede claro: Tengan cuidado.
— ¡Mamá, por favor! – Rick deseaba que la tierra lo tragara en ese momento.
— Pasando a otros temas: Asumo que esta noche irán por más combustible – Dedujo.
— Sí – Se animó a decir Sheila – Para el domingo ya no tendremos que hacerlo – Explicó, todavía estaba colorada.
— Bien, pero tal vez este sea su último viaje – Los chicos la miraron confundidos.
— ¿Qué quieres decir? – Preguntó Rick, Olivia suspiró.
— Tu padre viene en camino – Rick sintió que le caía un gran peso encima – Llegará después de Semana Santa y si se entera de que la gasolinera tuvo fallas de luz durante toda la semana...
— Sospechará que algo anda mal – Sentenció Rick.
— Por eso es que les traje tres bidones de agua de 20 litros – Informó y eso llamó la atención de los chicos – Imagino que eso será más que suficiente para el resto de la semana.
— ¡Por supuesto que sí! – Dijo Sheila con sorpresa – Ahora el único problema serían las granadas.
— ¡Cierto! – Rick terminó de tragar su porción de omelet – Mamá a Sheila se le están acabando las granadas PEM y recordé que papá dejó algunas cosas viejas en el ático ¿Sheila puede usarlas para, no sé, construir más? – Olivia guardó silencio por un momento.
ESTÁS LEYENDO
Algo de otro mundo a mi lado
Science FictionEsta es la historia de Rick, un adolescente que vive junto a su madre, Olivia, científica militar del ejército de los Estados Unidos. Una noche, cuando estaba solo en casa, se encuentra con Sheila, una extraterrestre que sobrevive a un accidente en...