Capítulo 33

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Ya en la mesa de la cocina todos miraban al general Fires con una mezcla de intriga y nerviosismo. Hace unos minutos, Henry Fires era un hombre normal y ahora era un thalara como Sheila. "¿Qué está pasando aquí?", se preguntaban todos los presentes mientras el general terminaba de beber su vaso de limonada. Cuando terminó dejó el vaso en la mesa luego de soltar un suspiro de frescura:

— Nada como un buen vaso de limonada en un día caluroso, aunque me habría conformado con agua simple – Dijo el hombre – Bueno, supongo que tienen muchas preguntas, así que las responderé todas ¿Quién irá primero? – Olivia no se lo pensó dos veces para hablar.

— ¿De verdad esto es una invasión? – Le preguntó sin rodeos al general – Se supone que...

— Por favor, doctora Davis – La interrumpió el general – Llevo en el ejército 18 años y no he visto a ningún thalara, hasta ahora – Explicó el hombre – Créame, también me sorprendí con la llegada de aquella cápsula de escape – Aseguró.

— Sé que es tonto preguntar esto, pero ¿Usted de verdad es un thalara? – Preguntó Rick. Fires soltó una pequeña risa.

— ¿Qué me delató?

— Sus orejas y tono de piel no son como los de Sheila – Explicó Rick. El hombre sonrió.

— Muy bien, muchacho – Felicitó el hombre – Así es, no soy un thalara. Al menos, no por completo – Todos los presentes lo miraron sin entender nada – Mi madre es humana, pero mi padre es un thalara – Olivia no daba crédito de lo que escuchaba.

— ¿Es decir que entre humanos y thalaras...? – Roxanne no pudo terminar la frase cuando Fires ya estaba asintiendo con la cabeza. La chica miró a su hermano antes de hablar – Espero que hayas usado protección anoche, porque... – Rick le dirigió una mirada asesina que hizo que Roxanne se escondiera detrás de Olivia – Rick en serio da miedo cuando se enoja – Dijo mientras se pegaba más a Olivia.

— Dejando de lado lo que hicieron anoche – Continuó Thomas – ¿Cómo es posible? Quiero decir, se supone que la llegada de Sheila fue un accidente.

— Y lo fue – Aclaró el general – Así como la llegada de mi padre – Lejos de aclarar las cosas, todos estaban más confundidos que antes. Fires suspiró – Será mejor que empiece por el principio.

— Por favor – Pidió Rick.

— Hace cuarenta y ocho años. Los thalaras estaban terminando con los preparativos para las arcas, pero faltaba lo más importante: El destino. Debido a esto construyeron naves más pequeñas, pero con las mismas capacidades de viaje. La diferencia más grande era su velocidad. Las bautizaron como: Las Lanzas. Y con la ayuda de pilotos voluntarios las lanzaron al espacio. Dos mil Lanzas fueron lanzadas, pero solo regresaron mil novecientas noventa y nueve – Olivia se percató de aquel detalle.

— Su padre...

— Era uno de los pilotos – Confirmó el general.

— ¿Qué ocurrió? – Le preguntó Roxanne.

— Las naves se dirigieron a diferentes sectores y galaxias. Su misión era encontrar un planeta habitable capaz de albergar a los thalara sin problemas y a mi padre le tocó la galaxia Kirkmarl. También llamada Vía Láctea – Todos los presentes estaban asombrados – Mi padre encontró este planeta y un pequeño escaneo determinó que era habitable para los habitantes de Thalariam, pero aún faltaba comprobar si los nativos eran amistosos y si podían soportar la llegada de otra especie ajena a ellos – Fires rio con ironía – Desde luego, no era el caso – Dijo un sarcasmo amargo – Mi padre se conectó a la red radiotelefónica de la Tierra para comprobar qué tan avanzada era la especie humana – Soltó una risa de diversión – Él fue el causante de la señal WOW de 1977 – Olivia y Roxanne se sorprendieron al escuchar eso.

Algo de otro mundo a mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora