Algo de otro mundo a mi lado

Capítulo 27

Los dos chicos se encontraban en camino al baile, debido al tamaño de la limusina tenían que ir más lento que los demás autos, pero eso les daba más tiempo para admirar el interior del vehículo. Un interior con un marco de madera con un acolchado robusto en la zona media de la cabina, la cual era iluminada por las luces led instaladas en el techo y en el piso, las cuales daban una vuelta completa a la cabina por el techo y el suelo, formando un cuadrado de puntas curvas de luz ajustable y con posibilidad de personalizarlas con el color que ellos prefirieran. Había un mini refrigerador que estaba en medio de una barra que contenía bebidas de todo tipo. Al lado derecho, un pequeño apartado con pan de sándwich, en la parte de abajo un pequeño compartimento con hielo para mantener los ingredientes frescos y en la zona de arriba una pequeña parrilla eléctrica para preparar la comida.

Al lado izquierdo, había un pequeño espacio que contenía dulces y postres de todo tipo. Desde los clásicos chocolates, hasta postres más sofisticados y elegantes como rebanadas de pastel o dulces fríos. "Vaya que no te guardaste nada, Thomas" pensó Rick para sus adentros. Terminó de fijarse en el auto y desvió la mirada a Sheila. El vestido le quedaba precioso, aunque Rick no tuvo mucho tiempo para verla con el vestido sin su inductor de imagen, pero lo poco que vio le hacía suspirar. Eran todas aquellas cosas las que hacían que Rick se sintiera nervioso de estar a su lado. "Sheila es una chica muy especial" le había dicho su madre y era cierto. Sheila era la chica más especial del universo, al menos para Rick.

Finalmente, el muchacho se armó de valor y se dirigió a Sheila:

— Oye.

— ¿Sí?

— No pude verte bien en casa y me preguntaba... – Se detuvo al ver que la ventana divisoria estaba abierta. Por lo que la cerró con uno de los botones de la parte trasera antes de continuar – Me preguntaba si podrías apagar el inductor de imagen para que pueda verte bien – Terminó de decir y Sheila se ruborizó bastante por aquella petición.

— Rick...

— Digo, no es que quiera sonar atrevido ni nada, pero la verdad es que me gustaría ver cómo te queda el vestido con... tu verdadera apariencia – Sheila miró un momento al suelo y lo pensó, luego volteó a mirar a la ventana divisoria y la vio cerrada – No tienes que hacerlo si no quieres – Le aclaró Rick, la chica suspiró.

— Bien, pero solo un vistazo rápido – Avisó la chica.

— Claro.

Sheila se levantó de su asiento y se paró frente a Rick. La limusina estaba construida de tal manera que los asientos estaban más elevados de lo normal, lo que permitía que los pasajeros pudieran permanecer de pie en el pasillo. Sheila se puso frente al muchacho y con la mano temblando desactivó su inductor de imagen sintiendo miedo. Sentía miedo de que Rick rechazara su verdadera forma y más temprano se lo confesó a la única chica con la que podía hablar del tema: Roxanne. Su respuesta fue una sonora carcajada que por poco arruina su maquillaje. "Créeme, a Rick no le importa tu apariencia en lo más mínimo. Él no te quiere por lo que eres, él te quiere por quién eres, pero si eso va más allá de la amistad o no, es algo que a mí no me incumbe" fueron sus palabras y ahora estaba enfrentando su miedo, esperando la respuesta del chico que tenía enfrente.

Rick, por su parte, estaba sin palabras ante lo que veía. El vestido azul índigo combinaba muy bien con la piel rojiza de Sheila. Notó que su cola estaba enrollada en su cintura, no sujetaba la cinta del vestido, eso era totalmente aparte, lo que permitía que Sheila relajara su cola y la llevara un poco más suelta, asemejándose mucho a una cadenilla o algún otro adorno similar. El silencio de Rick la incomodó, pero el chico no tardó en hablar:

— Sheila, estás... – La chica lo miró a los ojos, temerosa de la respuesta – Preciosa.

Sheila apenas podía creer lo que escuchaba. Un bache en el camino hizo temblar todo el auto y la chica perdió el equilibrio, Rick la atrapó antes de que cayera al suelo. Estando en sus brazos, Sheila sintió calor y seguridad, una sensación que jamás había experimentado. Finalmente, reaccionó a lo que estaba pasando: