Capítulo 29

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No tardaron mucho en encontrar al chófer y este ya los estaba esperando en el auto. Los saludó asintiendo con la cabeza:

— Bienvenidos. Señor Davis, señorita Michaels – Dijo el hombre con amabilidad – Espero que hayan disfrutado de su velada.

— Estuvo genial, pero el baile terminó y queremos volver a casa – Le explicó Rick.

— Por supuesto. Por favor – El hombre abrió las puertas del auto y ambos chicos entraron al auto.

Al sentarse, notaron que seguían tomados de la mano. Sin embargo, a diferencia de aquella vez cuando Olivia los encontró, ellos no sentían vergüenza. Sentían calma y una sensación de calor en el pecho que aumentaba a cada segundo. Probablemente, fuera un instinto básico y primitivo. Tal vez fue el ambiente lo que les hacía sentir aquello. Cualquiera que fuera la razón, no importaba. Las palabras ya no importaban en ese momento para ellos, solo las acciones.

Rick, en un pequeño arrebato de sensatez, cerró la ventana divisoria y apenas terminó de subir, el chico se abalanzó sobre Sheila y comenzaron a besarse como si no importara nada más. La chica abrazó a Rick, quien se encontraba encima de ella en aquel momento. No querían separarse por nada del mundo. No les importaba lo que sucedería en el futuro, todo aquello que los aquejaba y preocupaba no les importaba. Ella solo quería estar junto a Rick y él solo quería estar cerca de Sheila. El calor aumentaba, la ropa parecía estar hecha de fuego y ambos sabían cómo terminaría todo aquello, pero una pregunta surgía ¿Les importaba? Por supuesto que no.

Los minutos parecían horas, solo se separaban para tomar aire, sus rostros estaban rojos por la falta de oxígeno. Sin embargo, querían más. Siguieron durante un buen rato, pero el teléfono interno del auto comenzó a sonar. "¡Traleck! No de nuevo" pensó Sheila con frustración. Rick no tuvo más remedio que separarse de ella y contestar:

— ¿Sí? – Dijo el muchacho mientras trataba de controlar su respiración.

— Lamento interrumpirlos, señor Davis, pero hemos llegado a su hogar.

Una ola de asombro golpeó a Rick ¿Cuánto tiempo habían tardado en llegar? ¿Cuánto tiempo habían estado así? Rick espabiló a tiempo para percatarse de que todavía tenía el teléfono en la mano. Sacudió la cabeza y respondió:

— Claro – Dijo finalmente – Muchas gracias – Colgó y se volvió a Sheila – Llegamos a casa – Le dijo y ella solo pudo sonreír.

— Bien – Dijo con la respiración agitada – Aquí podemos terminar esto sin que nos interrumpan – Acto seguido se mordió el labio inferior, esto hizo que un incendio se desatara en el interior de Rick.

Bajaron del auto, conteniendo el deseo que tenían por el otro con toda su fuerza de voluntad, y se despidieron del chófer, quien les deseó una buena noche antes de subir a su auto e irse a la mansión Lester, muy probablemente por su pago. Ambos chicos entraron a la casa y subieron a la habitación de Rick, donde Sheila volvió a besarlo, esta vez con más suavidad y calma. Desde luego, Rick le correspondió, pero la chica se separó por un momento y lo miró con una sonrisa:

— Rick, olvidé algo en mi cuarto – Le dijo – ¿Puedes esperar un poco? – Rick estaba algo confundido.

— C-Claro. No hay problema – Le respondió algo nervioso.

— De acuerdo – La chica sonrió y luego le dio un beso en la mejilla – Vuelvo en unos minutos.

Cuando Sheila abandonó la habitación, Rick entró en un pequeño ataque de pánico. "¿En serio vamos a hacerlo? ¿Vamos a tener relaciones?", pensaba mientras daba vueltas en su cuarto. Se sentó en la cama mientras recordaba las palabras de sus amigos. "No olvides usar protección" había dicho Gregor. "Recuerda ser gentil. La primera vez duele mucho" le aconsejó Noah.

Algo de otro mundo a mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora