A la mañana siguiente la casa Davis estaba muy animada. Roxanne no paraba de tocar la puerta como loca mientras se sujetaba el estómago y gemía de dolor. Olivia estaba en la cocina preparando el desayuno y seguía riéndose un poco:
— ¡Rick! – Gritaba por décima vez – ¡Más te vale que salgas de ahí o juro que...!
— Te dije que era mala idea ponerle toda esa salsa picante al pollo – Dijo Rick mientras se reía – Perdiste, hermana, Sheila siempre me gana el baño. Tú y tu intestino grueso tendrán que esperar un poco o usar el baño en el cuarto de mamá – Explicó recostado en el marco de la puerta.
— Rayos – Dijo Sheila mientras salía del baño envuelto en una toalla – Hoy sí que estás insoportable, Rick – Al chico se le congeló la sangre al ver a Sheila sin su inductor de imagen. Cuando la joven thalara se dio cuenta de que Roxanne estaba viendo su verdadera forma, sintió que un sudor frío recorría su nuca – ¿Me creerías si digo que esto es un disfraz? – Preguntó ligeramente esperanzada.
— Voy a llamar... – Su estómago volvió a retorcerse – ¡Cuando salga del baño arreglaremos esto! – Entró al baño como un torpedo y cerró la puerta con fuerza.
Olivia subió al escuchar los gritos y al ver a Sheila sin su inductor de imagen supo lo que había pasado. Se enfureció mucho ¿Cómo pudo ser tan tonta?:
— ¿Por qué no estás usando tu inductor? – Le preguntó al borde de un ataque de nervios.
— Porque me estaba duchando – Respondió Sheila – No sabía que Roxanne se levantaría tan temprano.
— El horario militar sin duda es muy estricto – Dijo Rick con sarcasmo.
— No sabía que era ella – Continuó Sheila – Solo escuchaba los golpes en la puerta, pensé que era Rick.
— ¡Mierda! – Maldijo el muchacho – Olvidé por completo que el baño tiene aislamiento acústico – Recordó él – No se puede oír nada desde adentro y tampoco se puede oír nada desde afuera.
— ¡Demonios! – Maldijo Olivia – Hay que actuar rápido. Antes de que Roxanne salga.
— Yo no me preocuparía por eso – Dijo Rick – A juzgar por cómo se sujetaba el estómago, y por toda la salsa picante que comió anoche, puedo decirte que estará ahí por un largo rato – Explicó.
— Como sea ¿Dónde está su teléfono? – Preguntó Olivia.
— En la habitación – Respondió Rick.
— Ve a buscarlo – Ordenó Olivia y luego volteó a mirar a Sheila – En cuanto a ti, ve a cambiarte y ponte el inductor.
— Sí.
Ambos fueron a sus respectivas habitaciones e hicieron justo lo que Olivia les dijo. Cuando Roxanne salió del baño y se encontró con su madre, hermano y Sheila supo que algo no estaba bien. No era estúpida, ella sabía que aquella criatura que había visto hace un momento era real, no un producto de su imaginación. Se dio cuenta de que Rick tenía los pies en posición de carrera: Las piernas separadas y el pie izquierdo apuntando a la dirección a la que quería correr. Su postura también le indicaba que estaba preparado para embestirla. Su única salida era la puerta principal, por lo que debía pasar sobre sus dos familiares y aquella criatura. Rick sintió las intenciones de Roxanne, tal vez era su instinto de gemelo gritando a todo pulmón:
— No lo intentes, Rox – Le advirtió.
Roxanne no se lo pensó dos veces e intentó correr a la salida. Rick la tomó por detrás y le aplicó una toma de asfixia, justo como les había enseñado su padre. La chica le dio un codazo en las costillas y Rick aflojó el agarre lo suficiente para que ella le asestara un cabezazo en la nariz y terminara de zafarse. Intentó correr a las escaleras, pero justo cuando faltaban tres escalones, Rick la derribó con una embestida. Los dos rodaron por el suelo para mitigar el daño de la caída. Roxanne miró a su hermano y le sonrió:
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Algo de otro mundo a mi lado
Science FictionEsta es la historia de Rick, un adolescente que vive junto a su madre, Olivia, científica militar del ejército de los Estados Unidos. Una noche, cuando estaba solo en casa, se encuentra con Sheila, una extraterrestre que sobrevive a un accidente en...