Maratón 1/3
°Brooklynn°
Bajamos del avión y agradezco en enormidad el tocar tierra que bien podría solo besar el suelo y de esta forma mostrar mi gratitud, pero decido contenerme solo porque una pizca de mi dignidad aún esta donde debe estar.
—¿Todo bien, Brooke? —Me pregunta Ailie bajando tras de mí e interrumpiendo mi paz y labor de inhalar el aire fresco y cero viciado por Demian—.
—Todo perfecto, Ailie.
—Fue un viaje interesante, ¿No crees?
—He tenido más interesantes. —Miento descaradamente ante la pregunta sonsacadora de mi amiga—.
—Lo dudo mucho, preciosa.
Y como quien no rompe un plato se va al lado de su novio, colgándose de su brazo como un koala a una rama. Se ven tan lindos juntos, no encuentro la hora de que al fin se casen.
Son fastidiosos, sí. Pero al final de cuentas son mis amigos y los sigo queriendo mucho a pesar del tiempo y me alegro demasiado de que todo haya salido bien entre ellos incluso después de dejar New York. Muchas cosas empezaron a descarrilarse al dejar esta ciudad, incluso mucho antes de hacerlo.
Entonces, por primera vez desde que baje del avión buscando el aire que me hacía falta, solo ahora es que soy totalmente consciente de que estoy en New York. Luego de largos tres años de no volver ahora estoy aquí, en mi ciudad y se siente justo como lo recordaba. Como sentirse plena y completa en casa.
El atardecer se extiende en el cielo neoyorquino y por más loco que suene se siente como si incluso la misma ciudad me haya extrañado y ahora solo se dedica a darme la bienvenida.
Bien lo dijo Jade muchas veces en Suiza: Podrás sacar a la chica de la ciudad, pero no la ciudad de la chica. Nunca había tenido tanta razón.
Cierro los ojos e inhalo y exhalo, relajándome ante un aire demasiado contaminado, pero que en serio echaba de menos. El sentirme en mi zona de confort fue algo que solo volví a experimentar al llegar a Londres y sigo sin entender por qué. ¿Por qué esa sensación estando tan lejos de casa?
—Me gusta que a pesar de todo el drama estés feliz de volver. —Esta vez es Demian quien me saca de mi trance—.
—Pese al drama no puedo ocultar que en serio lo echaba de menos.
Le sonrío y es la primera sonrisa que le dedico incluso luego de ocho horas de vuelo donde mantuve las uñas encajadas en mis palmas, odiándolo por hacerme hacer esto para evitar besarlo.
—¿Acaso no has regresado desde hace tres años? —Parece realmente sorprendido—.
—No le veía ningún sentido. —Me encojo de hombros—. Mis amigos nos estaban, mi madre estaba en Milán, Ashton en California, Daniel en Washington. Sí, no tenía sentido alguno.
—Aún así, pudiste haber vuelto y no lo hiciste.
—No sabía si tu estarías aquí. —Confieso a pesar del nudo que comienza a formarse en mi garganta—.
—¿Por eso no volviste? —Sus ojos se quedan fijos en los míos—. ¿Por qué temías que yo estuviera aquí?
—No volví porque temía que no estuvieras aquí cuando volviera y cuánta razón tuve. —El aire antes fresco comienza a sentirse pesado—. Esta ciudad fue donde te encontré, pero también fue donde te perdí y nunca nada me había dolido tanto como eso.
Los dedos me cosquillean por la necesidad de tocarlo, todo calando con una sensación tan intensa, tan caótica porque me obligo a pensar en Jake y en que no merece esto.
ESTÁS LEYENDO
Cuestion de Amarte
RomanceSegunda parte de "Cuestión de Tiempo". El tiempo lo cura todo, ¿Pero incluso a dos personas que dicen odiarse mientras se aman con toda el alma? -Enamorarme de ti fue uno de los errores más grandes que pude cometer, porque no me puse límites, no lo...