CAPITULO 13

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Maratón 2/3
•Demian•

Las palabras de mi padre retumban tanto en mis oídos que me hacen imposible el reaccionar y matarlo, por lo que me mantengo en una clase de shock que solo se reanuda al ver los ojos brillosos de Brooke, pero toda mi cordura vuelve a su lugar cuando en un acto rápido busca salir de aquí.

Mi mente se llena de las ideas conspirativas que bien pueden estarse formando en su mente y que no puedo permitir que continue divagando. Ya lo extendimos mucho tiempo, pero creo que al fin ha llegado el momento de escarbar en el pasado.

La veo desaparecer por las escaleras de entrada y solo entonces es que capto unos brazos a mi alrededor y me desconcierta de sobremanera que estaba tan enfocado en Brooke que ni siquiera fui capaz de notar a Krista a mi lado, bailando.

Y lo que lo hace peor es que no estamos bailando cualquier canción, sino nuestra canción. Así que si Brooke no me odia por eso yo si lo hago.

—Mírame a mí, no a ella. —Me exige Krista—. Yo estoy aquí, ella no.

Y solo con eso me da lo que necesitaba para confirmar que de alguna forma se confabulo con mi padre para hacer esto, para joderme.

—Estás aquí, pero no quiero que estés. —Contesto con la frialdad predominando mi expresión—. Y tú y yo ya hablaremos más tarde.

Me importa poco dejarla sola en la pista de baile, ahora solo quiero llegar a Brooke.

Cuando llego a la recepción maldigo a mis adentros porque este lugar sea tan grande y no saber que pasillo tomar o si ya se ha ido. No tengo tiempo para perder.

—Segundo pasillo a la izquierda, príncipe azul. —Habla Maya desde un rincón con una copa en sus manos. Maldita villana de James Bond—. Ahí podrás encontrar a tu Cenicienta.

—Ya no sé si eres una villana o un hada madrina, Maya.

—La oscuridad me queda mejor, pero la bondad me persigue.

Le pongo los ojos en blanco y voy por donde me dijo, en donde al llegar al final la veo de espaldas a mí, en ese hermoso vestido verde ceñido a la perfección a sus curvas que deja descubierta su espalda y que me hizo incapaz de ver otra cosa que no fuera ella esta noche.

Los mechones que escapan de su peinado recogido se mueven con el aire y daría lo que fuera por recogerlos tras sus orejas con esa ternura que ya ni siquiera sé si exista en mí.

—Brooke. —Pronuncio con lentitud, avanzando a ella decididamente, pero me detengo en cuanto escucho un sollozo—.

Decir que me desconcierta es poco, ella nunca llora, al menos no lo hacía, eso era otra de las cosas que me jodía cuando ella se fue, que hubiera vuelto a levantar su juramento de no llorar nunca y que tal vez ahora rompió y eso no me hace sentir otra cosa que no sea miserable.

—¡Largo! —Me exige—.

—No iré a ningún lado.

Me jode que no se dé la vuelta. Me jode no poder tocarla y hacerla que lo haga, pero entiendo que en este momento estamos en una clase de cuerda floja y no pienso ponerla más en riesgo.

—¿Por eso no querías que viniera? —Susurra, pero alcanzo a oírla—. ¿Por qué tu padre anunciaría a todo el mundo tus planes?

—No quería que vinieras porque ahora mi padre te tiene en la mira, no porque tuviera algo que ocultar. —Me trago el impulso de tocarla cuando un nuevo sollozo se le escapa—. Nos debemos esto, Brooke. Nos debemos la conversación, las explicaciones, la verdad...

—La verdad es que tú vas a casarte y no me importaría y hasta me sentiría feliz por ti si no fuera porque la mujer a quien decidiste ponerle un anillo fue a Krista, a la razón principal de que lo nuestro terminará hace tres años.

Cuestion de AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora