Había pasado más de una semana desde la última vez que se vieron.
Martina había vuelto a la clínica y se encontraba en su consultorio.
Terminó con Angélica, la paciente que tenía sesión todos los miércoles a las 10:30.
Estaba cansada hacía muchos días que no dormía bien.
Para ser exactos, desde la misma noche en que se dio el encuentro con Firhat.
Desde esa mañana después que se despidieron, todo había quedado confuso.
Su cabeza había quedado hecha un lio. ¿
Qué pasaría después?,
se habían despedido como si nada hubiera sucedido.
Ella no hubiera querido eso, pero él se había levantado de la cama en la cual habían compartido aquella pasión desbordante y solo la había mirado y con voz fría le dijo—: Te veré mañana, descansa.
Se estaba volviendo loca, su cuerpo ya no era el mismo y su piel tenía aun marcas de fuego y de pasión.
Ya no había marcha atrás, por lo menos para ella.
Firhat llenaba su espacio su vida y su alma y él solo se había despedido como si aquello hubiera sido un encuentro más.
No podía rogar, no podía preguntar, su orgullo no se lo permitía, pero su vida ya no era la misma.
Él ya no iba a la clínica, pasaba los días enteros en el anexo y Martina ya no sabía qué pensar.
¿Era debilidad de su parte preguntar?
¿Era cobarde no enfrentarlo?
¿Qué debía hacer?
Ni siquiera se había contactado con ella para decirle que todo había sido un error, un rato de diversión.
Tampoco podía hacerse la pobre mujer engañada porque había sido ella que prácticamente se había entregado a él sin que él se lo pidiera abiertamente.
Lo pidió sin palabras, por supuesto, porque su mirada, sus manos, sus besos lo habían pedido todo....
Se hizo la tarde y llegaron las 5:00.
Preparó sus cosas para irse a casa, estaba rendida y solo quería un buen baño y tomar quizás alguna copa con algo de buena música.
Saludó a Roxana de paso hacia la salida y cuando llegó a la calle se topó con Marcos.—Hola, ¿cómo has estado?
Sube, te llevo. Hace frío y parece que esta lluvia no va aparar nunca.
Martina subió al auto, conversaron de cosas triviales y de trabajo en todo el trayecto.
Cuando llegó a su apartamento en agradecimiento y por compromiso invitó a Marcos a subir para tomar un café.
—Ok, acepto, hace un frio de locos y un café caliente no me viene nada mal.Subieron, ella se quitó el abrigo, dejó su bolso y se dirigió a su dormitorio.
Se quitó los tacones y los cambió por un par de pantuflas color blancas con encaje y pequeñas plumitas.
Le dolían tanto los pies, después de estar todo el día prácticamente parada, yendo de un lado al otro, ya no podía casi pisar.
Se recogió el cabello y se recostó a lo largo del sofá, se tapó con una manta y conversaron rato de cosas del pasado, rieron mucho, y recordaron anécdotas muy graciosas.
Su ánimo se había repuesto.
El tiempo voló.
Pasaron así casi 2 horas, y volvieron a servirse otra copa.—Es bueno que estés aquí —le dijo Martina—.
En realidad, estos días estoy un poco melancólica, y tú me haces reír.
En realidad, me haces mucho más que eso, haces que me olvide del tiempo y....De pronto y sin que ella lo esperar él le dijo—:
Estoy enamorado de ti, siempre lo estuve.Martina quedó con la boca abierta sin poder decir una palabra.
¡Eso no se lo esperaba!
¿Pero cómo? Él nunca le había insinuado nada; jamás le había dado a entender ni siquiera una pizca de ese sentimiento.—Marcos —comenzó a decir Martina—, yo....
—Lo sé, no digas nada, sé que nunca me mirarías más que como un amigo, pero tenía que decírtelo, lo he callado por mucho tiempo y ya no puedo cargar más con eso.
Ella lo miraba con la cabeza inclinada sin saber qué decir, pero él siguió hablando.
—No es necesario que digas nada.
Yo sé que a ti nunca te pasó lo mismo ni te pasará, pero debía decírtelo.
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El viaje de Martina
RomanceEl viaje de Martina,es una novela romántica,que muestra el cambio que puede hacer el amor de una chica arriesgada,en un hombre que creía haber perdido todo. Una novela de naturaleza romántica, sencilla y corta Ideal para el lector que le gusta soña...