CAPITULO XVII

32 8 11
                                    


Firhat por su parte había quedado muy serio, le molestó mucho ver a Martina tan íntima con Hamer.
Estaba hermosa con ese vestido, su imagen era muy sexy.
Lo peor era que sabía que ella no lo hacía adrede, era natural, por eso le gustaba tanto su sencillez, lo dejaba encantado como si fuera la música de una flauta mágica.
Parado en la mesa había sentido su perfume y este le había traicionado.
Era algo que nunca fallaba, siempre que lo sentía era inevitable que su piel se encendiera.
Miró a Elisa, estaba bellísima, pero era solo una mujer más.
La cena fue agradable, pero para él interminable, solo quería subir a la habitación y tener la libertad de pensamiento para imaginar a Martina a su lado.



______________
                                     

Firhat llegó a las 9:00, el ambiente estaba muy agitado, en los pasillos de la clínica se murmuraba algo sobre Martina. 
Se comentaba que había estado en la conferencia y que se había destacado mucho por su oratoria y que aparentemente estaba saliendo con el doctor Hamer.
Firhat se asomó a la kitchenette, allí Roxana y la chica de administración Sandra hablaban sobre lo atractivo que era el doctor y en la suerte que tenía Martina al estar con él.

—¡Te imaginas! —decía Roxana— ¡quién pudiera salir con ese hombre es tan lindo y tan atentó! Me dijeron que los vieron cenar juntos y después subir juntos a las habitaciones.

Roxana le hizo una guiñada atrevida a Sandra y esta rió por lo bajo con picardía.
¡A Firhat se lo llevaba el diablo!
Se dio la vuelta y se dirigió a la oficina de Pablo.
Entró sin siquiera tocar la puerta, e
sto se había hecho constante debido a su carácter últimamente impulsivo.

—¿Has escuchado? —Entró hablándole a Pablo con un tono de indignación.

—¿Firhat qué pasa?, ¿si he escuchado qué? Cálmate.
Siéntate y hablemos bien.

Firhat se dio cuenta que se había excedido
y trató de aplacar su ansiedad y enojo.

—Te comentaba —dijo Firhat en tono más bajo—, si tú has escuchado que la doctora Slovack está saliendo con Hamer.

—Sí, lo he escuchado —dijo Pablo serenamente—.
La verdad no me ha extrañado, es obvio, son dos personas sin compromiso y son libre de hacer lo que les plazca.

—¿Pero es no te das cuenta? —contestó Firhat.

—¿Darme cuenta de qué? —replicó Pablo.

—¡Que eso no deja bien parada a nuestra clínica! ¡una doctora nuestra saliendo con un doctor de una clínica que tiene otros métodos y es casi nuestra competencia!

— ¿Competencia? ¡Pero que estás diciendo, Firhat! —dijo fuera de sí Pablo—
¡Nosotros no competimos con nadie y mucho menos en un terreno como el nuestro dónde hablamos de personas con problemas!
Todos estamos para ayudar.
¡¿Qué es lo que te pasa?! Tú no eres de decir esas cosas. —Pablo lo miraba anonadado, nunca había escuchado a Firhat decir ese tipo de cosas, ese no era él.

La palabra competencia no estaba en el vocabulario de Firhat, nunca fue competitivo y mucho menos en el trabajo y con temas tan delicados como la salud mental.
Más bien la palabra competencia venía a su mente inconscientemente por otro lado. Después de todo el doctor Hamer era un competidor con respecto a Martina.

—Firhat —comenzó Pablo—, realmente me tienes muy preocupado, últimamente eres otra persona.
He llegado hasta pensar que tanta obsesión por la doctora Martina es porque tienes algún sentimiento especial hacia ella, ¿es que tú estás enamorado de ella?

Esto hizo tambalear a Firhat, el cual quedó con la boca abierta sin poder decir ni una palabra. El corazón se le aceleró, la sangre en sus venas corría sin control. Después de unos segundos en lo que utilizó para recomponerse exclamó:

El viaje de MartinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora