Después de un largo vuelo al fin había llegado.
¡Le dolía todo!, pero estaba feliz.
Necesitaba urgentemente instalarse y darse una ducha.
Miró la dirección que le había enviado Marcos por WhatsApp y se dirigió a la fila de taxis que se encontraba a la salida del aeropuerto.«La calle estaba desierta, suponía que todas las ciudades deberían ser así a las 5 de la mañana», pensó.
Cuando el taxista la dejó en la dirección indicada, observó con satisfacción el lugar en que sería su nuevo hogar.
Marcos había elegido bien, era obvio que la conocía.Mientras caminaba hacia la entrada del edificio, recordó el día que este la había llamado para contarle que había conseguido trabajo en el extranjero.
Él, al igual que ella, era bastante inquieto, así que cuando Pablo le ofreció el puesto de coordinador, en una de las clínicas de Alma y mente, no lo dudo.Ellos se conocían desde niños y además habían estudiado juntos la carrera de Psicología ,así que eran muy buenos amigos.
A pesar de la distancia nunca perdieron el contacto, y en cuanto Pablo supo que Marcos había sido despedido, le ofreció trabajar en su equipo.En ese entonces Marcos le había dicho a Martina: —Ven conmigo, será bueno para ti y te servirá de mucha experiencia. C
on una mirada que transmitía tranquilidad, agregó con una sonrisa—: Además no tienes nada que perder, si no te adaptas, siempre puedes volver.
Pero ese no era problema para Martina, nunca había tenido problemas de adaptación a nada, aunque sí debía reconocer que el cambio tan brusco le asustaba un poco. Sin embargo,
después con todo lo acontecido, decidió aceptar el reto.Subió al ascensor y marcó el número de piso.
El mono ambiente era pequeño, pero estaba bien.
La vista era preciosa, y a pesar de ser una calle con varios comercios, lo que implicaba cierto movimiento durante el día, le agradaba, ya que el mismo le haría sentir que estaba acompañada.
Eso era importante, porque en este momento solo contaría con la compañía de Marcos y no quería ser una carga para él....
Al fin se dio la tan esperada ducha y salió de ella renovada. C
laro, el cansancio que tenía no se le iría hasta que tuviera una buena noche de sueño, ¡pero algo era algo!
Miró el reloj y se asombró que ya fueran las 9 de la mañana.
Se apresuró a vestirse. La entrevista era a las 11:00 y la clínica quedaba a una distancia considerable.Eligió un vestido negro de corte clásico. Marcaba su silueta, pero era muy discreto y profesional.
Se recogió el cabello en un moño sencillo y casual.
Tenía claro que la primera impresión es la que cuenta, pero de todos modos ese era su estilo, tampoco es que quisiera engañar a nadie.Llegó a la clínica y bajó del taxi. No podía negar que estaba nerviosa, y para colmo de males, Marcos le había dicho que no estaría presente en la entrevista.
—Bueno —suspiró con nervios—, aquí voy.
Abrió la puerta y la recepcionista la recibió con una sonrisa.—Buenos días, ¿en qué puedo ayudarla?
—Buenos días —contestó—, tengo una entrevista con el señor Pablo Mendíval.
—¿Podría decirme su nombre, por favor?
—Mi nombre es Martina Slovack.
—Tome asiento, le avisaré que ha llegado.
Mientras esperaba, recordó lo que Marcos le había dicho sobre el director de la clínica.«¿Sería un hombre tan recio y serio como lo describió?».
Además, él también le había comentado, debido a la confianza que los unía, que este no estaba de acuerdo, en que ella integrara el equipo de terapeutas de la clínica.
Esto la inquietó un poco.—¿Qué haría si no la tomaban? —se preguntó en silencio.
El dinero que tenía ahorrado no le daría para vivir mucho tiempo sin trabajar.
¿Y si tenía que volver?,
¿dónde iría?
¡Ya no tenía apartamento, ni nada!
¡Había vendido todo!Ahora se arrepentía, quizás se apresuró demasiado, quizás...
Sus pensamientos fueron interrumpidos.—Señorita Martina, el señor Pablo la espera, siga derecho por el pasillo, es la tercera oficina a la derecha.
—Muchas gracias, con su permiso —dijo al instante.
Con pasos firmes y seguros se encaminó a la oficina, nadie diría que estaba nerviosa, ¡pero lo estaba! ¡Y mucho!
Pablo la recibió muy amablemente, estuvieron reunidos un poco más de 45 minutos.
Él le que explicó, cuál sería su trabajo y cómo trabajaban en la clínica.
Le preguntó su experiencia en psicología clínica, cuál era su especialidad y también hablaron de sus horarios y salario. Después de esto Pablo le entregó un contrato, el cual Martina leyó no muy detenidamente, pero si mirando lo más importante de él.—Bueno —dijo Pablo— ¿tienes alguna pregunta?
—¿Estás de acuerdo con los términos y condiciones del contrato?
—Estoy de acuerdo —contestó Martina, esbozando una delicada y agradable sonrisa.
—Muy bien, entonces nos veremos mañana a las 9.
—Nos veremos —contestó Martina afirmando lo dicho por Pablo.
Caminó a la salida y antes de abrir la puerta giró y le pregunto mirándole: —
¿El señor Firhat se encuentra? Me gustaría presentarme.
—Bueno ... —comenzó Pablo nervioso, mientras cortésmente la encaminaba a la salida—.
Él... No está en este momento, pero quedamos en que yo haría la entrevista y el mañana se presentaría formalmente
—Ah, okey, entiendo, lo veré mañana entonces, que tengas un buen día —Estrecharon sus manos y se despidieron.Martina caminó por el pasillo con un andar seguro y firme. Estaba feliz.
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El viaje de Martina
RomanceEl viaje de Martina,es una novela romántica,que muestra el cambio que puede hacer el amor de una chica arriesgada,en un hombre que creía haber perdido todo. Una novela de naturaleza romántica, sencilla y corta Ideal para el lector que le gusta soña...