15. Te Maté

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Había dejado el edificio de nuevo tras repensar todo, inclusive participé en el código uno de un pirado que iba a más de 200Km/h, al menos eso me ayudó a desviar mi mente un rato, antes de que el aburrimiento me consumiera de nuevo y por lo tanto ...

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Había dejado el edificio de nuevo tras repensar todo, inclusive participé en el código uno de un pirado que iba a más de 200Km/h, al menos eso me ayudó a desviar mi mente un rato, antes de que el aburrimiento me consumiera de nuevo y por lo tanto empezara a sobre pensar tanto en el asunto que me hiciera perder la razón y despedirme de estar totalmente despierto para hacer mi trabajo.

Como siempre se dice, la tristeza atormenta cuando llega la noche y hoy eso me iba a matar por dentro, me iba a matar por dentro por que no podía irme a Marbella sin confesar aquel problema del que yo inútilmente estaba escondiendo de Gustabo.

Caminando por las calles de Londres me paro en una cabina telefónica, donde marco el teléfono de la comisaría de Marbella antes de llegar a casa, le había dicho a Volkov que hoy prefería caminar un poco para pensar lo cual haría que llegara una media hora más tarde a casa pero necesitaba encontrar las palabras para decirle esto a mi hijo, de decirle que no íbamos a vivir en paz por un buen tiempo.
- Comisaría de Marbella, ¿Cual es su emergencia?
- Quiero comunicarme con Montoya
Se hizo un silencio, lo único que sonó fue un suspiro, seguí.
- Por línea segura.
- Montoya esta ocupado, pero le puedo decir que llamó. - Gruñí mientras me rascaba la cabeza, y cerraba los ojos, me di la vuelta y miré las estrellas con el teléfono en la oreja
- ¿A que hora estará operativo mañana?
- Se suele liberar sobre las 12 de la noche, señor. - Colgué el teléfono después de pronunciar un simple adiós, empecé a caminar esta vez directo a casa, el frío congelaba cada una de las partes descubiertas de mi piel y la humedad estaba haciendo que los huesos de mi cadera crujiesen de dolor.
Aún así seguí caminando mientras cada vez el dolor se hacía más intenso y persistente, mi rodilla estaba empezando a molestarme también así que al no poder más llamo a un taxi que me lleve a casa por que no iba a poder seguir caminando por mucho tiempo, mientras el taxi viene a buscarme me tomo el tiempo de llamar a Gustabo para asegurarme de que estaba bien, sinceramente, me había olvidado de que estaba solo.

G U S T A B O P O I N T OF V I E W

Perdí el control de mi vida durante unas horas, me encerré en mi habitación todo el día y Pogo se encargó de destruir y desorganizar todo lo que Conway había preparado para que yo estuviera bien, pero volvía a estar cuerdo y con un dolor de cabeza algo más soportable, para mañana ya estaría recuperado pero habiendo tenido que subir mis dosis de pastillas, ahora tenía que tomar 3 para calmarme y eso significaba tener que comprar protectores estomacales.

Escuchando el sonido de mi telefono sonar me arrastro por la cama hasta llegar a la mesa de noche, contesto sin ver quién era y me encuentro con la voz de mi padre, una voz nítida, fuerte y profunda, en cambio yo ahora mismo no podía controlar mi lengua, eso causaba que no pronunciara bien las palabras.

- Hijo, ¿Qué tal estas?
Cubriendo mis ojos tras hacer un movimiento rápido para ponerme boca arriba contesto notando como mi cabeza en esta posición da vueltas por la explosión de químicos.
- Bien, aquí, como siemple, siempre. - ¿Por que cojones estaba siendo tan cortante?
- ¿Ha llegado Horacio y Volkov? - Me encogí de hombros, siquiera podía escuchar a más de 3 metros, así que ni idea.
- No lo sé ¿Deberín? ¿Deberían? - Maldita sea parecía un borracho, un borracho deprimido y con una sobredosis de calma en su cuerpo.
Conway se mantuvo en silencio, se escuchaban sonidos a través del micrófono, la puerta de un coche, ¿Dónde estaba si no era con Volkov?
- ¿Dónde estas papá?
- Creí que podría llegar caminando pero he tenido que tomar un taxi, en unos diez minutos estaré contigo, adiós hijo. - Sin más, colgó el teléfono, volvía a ser el mismo tío gruñón de antaño, no había cambiado, para nada.

Voz Silenciosa - Jack ConwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora