32. Amo hasta tu tristeza

33 5 7
                                    

[Nota: ¡Se ha estrenado la precuela de esta novela! ¡Ya hay 5 capítulos publicados! ¿No vas a ir a verla? su nombre es "Voice".]


T O N I   P O I N T   O F   V I E W


Pasaron tres días desde que Jack salió del hospital, durante ese tiempo sentía como si nuestra relación fuese haciéndose cada vez más fuerte, aunque claro era una relación que si bien para el si existía, para mi era falsa, mucho más que cualquier amistad normal y corriente, por que esto no se trataba de un simple "no te quiero pero estoy contigo por compromiso."
Era mucho más que un engaño, era una traición que si bien es el dolor que había causado era merecido, a mi no me había dejado absuelto de dolor.
El demonio no entendía de buenas o malas personas, pero sin duda, aunque fuere por mis malas elecciones y mis errores, todo lo que había hecho me había convertido en un monstruo que jamás iba a ser perdonado.
Jack ya se había enterado del segundo coma al que Volkov se enfrentaba, aunque al final no resultó igual de crítico que el otro que aconteció apenas cinco años atrás. Fingí que no recordaba nada de nuevo por culpa de Pogo y me fui enterando de primera mano de lo sucedido.
Jack fue demasiado cálido conmigo, Gustabo se hizo presente en varias voces en mi cabeza de las cuales yo no me terminaba de acostumbrar todavía. Sentía su tristeza, su añoranza y lo había dejado verle y tocarle cediéndole mi cuerpo por unos minutos aunque con el trato de no levantar ninguna sospecha.
También me contó que Pogo no le atormentaba y que estaba en paz, aunque ambos éramos conscientes de que él solo iba a disfrutar verdaderamente la vida cuando mi alma muera y mi cuerpo ceda a su cargo y aunque tenía dudas de que realmente quisiera morir si todo resultaba acabar bien, se lo había prometido y era consciente de que sino cumplía lo que le había prometido, iba a atormentarme al igual que lo hizo Pogo en su momento.

— ¿Te has tomado la morfina?
Jack negó con la cabeza, Horacio estaba sentado en la mesa con la mirada perdida, ese sentimiento de preocupación por Volkov no salía de ninguno de ellos dos, aunque a mi sinceramente, me daba totalmente igual, resoplé.
— ¿Por que tengo que insistir tanto en que tomes la maldita medicación, papá?

Se encogió de hombros, yo ponía los ojos en blanco mientras ponía la tostada en mi boca y estiraba de nuevo mi cabello hacia atrás, normalmente usaba tupé y era por eso que mi pelo luchaba por volver a su estado natural.
Todos estábamos en silencio, justamente ayer le habíamos contado a Jack que Volkov se encontraba en coma de nuevo por mi culpa y aunque Gustabo lo hubiere hecho por la rabia de haberle escondido información sobre su padre, no tenía justificación, simplemente Pogo aprovechó ese momento de rabia de Gustabo para pedirle paso y cumplir el objetivo de matarle.
Por que Pogo, era celoso de Horacio de una manera enfermiza, no por que romantizara sino por que no quería que tuviera un compañero de aventuras que no fuera él.
No era justo, Gustabo y Pogo, siempre lo defendieron y cuidaron desde pequeño pero... ¿Que pasaría por la cabeza de un desquiciado mental como para pensar que una pareja iba a separarles de nuevo?
Horacio amaba a Gustabo con todos sus defectos y eso lo sabía de primera mano, Horacio, antes que a Volkov y a Conway, escogía mil veces a Gustabo.

— ¿Has ido a ver a Volkov? — Preguntó Horacio a Conway, escondí rostro bajando la cabeza y enfocando mi vista en el plato.
Horacio no había estado ayer en la tarde, tenía que trabajar.
— Si, fui ayer, no hay noticias. — Sé que me ha acusado con la mirada, no me hacía falta levantar la cabeza, la situación era tensa y la verdad, no la quería y sabía que el Gustabo verdadero, también quería fingir que no había pasado nada.
— Dicen que no es tan grave como el anterior, solo espero que despierte pronto. 
Conway sujetó su hombro por unos segundos antes de que Horacio se levantara de la mesa, llevando su plato que ni siquiera había sido tocado a la cocina, no había pegado bocado y las ojeras que mantenía en sus ojos eran más que ojeras, bolsas. Era la primera vez que Horacio se quedaba a dormir en casa en vez de en el hospital pero se le veía incluso más devastado que cuando se quedaba con Volkov acostado en una cama donde podía supervisar su seguridad. 
Horacio dejó su plato tapado con plástico, ya estaba vestido con ropa de calle y estaba escuchando el ruido de las llaves de casa tambalear en el aire cuando las agarró del estante de la entrada.
Antes de irse vino a la mesa a recoger su teléfono y dejando clara una cosa que nos daba a entender que no había pegado ojo en toda la noche.

— No voy a volver a dormir en esta casa, a partir de ahora voy a estar con él.
Conway y yo asentimos, Horacio tenía lágrimas en los ojos que todavía no se escurrían por sus mejillas, cuando me miraba mordía su labio por que odiaba tener que quererme y estaba seguro que cuando se diese cuenta de que yo maté a Gustabo tanto Conway como el iban a intentar matarme. 
"Abrázale" 
Escuché la voz de Gustabo como un susurro en mi oreja izquierda, no era una solicitud, era una orden y tenía que hacerlo por que sabía que Horacio estaba esperando eso de mi. Me levanté decidido hacia su posición, mis cejas se arquearon hacia abajo y sin que Horacio correspondiera con gran entusiasmo, lo abracé.

Voz Silenciosa - Jack ConwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora