20. Sin rastro

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V O L K O V   P O I N T   O F    V I E W 

Estoy sentado en mi despacho con Gordon, gracias a el pude saber el estado de Gustabo el cual no era muy bueno por lo que había dicho por teléfono, estaba inestable y eso era totalmente normal pero confiaba en que Horacio pudiera controlarlo, aunque si Pogo aparecía no íbamos a tener mucha oportunidad para impedir que cometiera alguna locura pero según mi jefe, parecía que seguía siendo Gustabo por el momento.
— ¿Cómo que Jack ha desaparecido?
— No lo sé, dijo que iba a dimitir y el mismo día desapareció sin dejar rastro. — Gordon separó la vista de la pantalla y me miró extrañado. — Llamé por la mañana a la comisaría de Los Ángeles, no lo han visto por ahí.

Siendo sincero, aunque sabía que Jack era un hombre un tanto excéntrico emocionalmente, sabía perfectamente que no dejaría tirado a Gustabo, joder, le había costado media vida encontrar a su hijo.
Desde el principio esto me olía mal, no dije absolutamente nada sobre mi presentimiento en casa por que no quería dar falsas alarmas, pero sinceramente no creía que Jack se hubiese ido por su propio pie, sus maletas a excepción de su cartera y teléfono seguían en el piso.
Necesitaba llamar a la compañía que nos brindaba el internet para que nos mostrara el historial mensual de nuestras búsquedas, tenía que corroborarlo y para eso necesitaba ir a la sede o llamar.

— ¿Crees que vuelva?
— No lo sé, estoy investigándolo
Esta mañana cuando estaba a punto de salir de casa recuerdo perfectamente no encontrar la cuarta copia de llaves, a Horacio siempre se le perdían así que hicimos una de repuesto para él, esta mañana no encontraba mis llaves y las de repuesto no se encontraban en el sitio, es más, las únicas que quedaban eran las de la mesita de noche de Conway.
Esto olía mal, olía a puta mudanza exprés si mis sospechas eran ciertas, Jack no pudo irse del país sin comprar boletos por internet, todo dependía del maldito historial de la red.
— ¿Puedo retirarme antes hoy, Gordon?
El asiente, sé que Gustabo lo ha dejado tirado y que no es lo más oportuno que me vaya pero la maldita ansiedad me carcomía, además desde que había llegado no habia fallado ni un día.
— Claro, Volkov pero, por favor dile a Gustabo que venga mañana, es algo urgente y no puedo postergarlo más.
— ¿Tienes algo?

El asintió pero no dijo nada más, supuse que era algo importante para una reunión, seguramente fuese el maldito viaje a Marbella y quizás eso nos salvaba de que los Gambino nos mataran a traición por la noche, aunque no se si iba a ser mucho mejor en Marbella.

— Lo hablaremos mañana en la reunión, buen trabajo Volkov, te veo mañana. — Gordon se va después de despedirse mientras yo me preparo poniendo la chaqueta encima de mi antebrazo y mi mochila enganchada en el hombro. 
Salgo del despacho y lo cierro con llave después de apagar la luz. Mientras camino por los pasillos me saludo con varios compañeros y por primera vez en el día echo de menos a Horacio, para mi el era mucho más que un amigo y mucho más que un hermano, era mi persona imprescindible, mientras voy hacia el coche saco el teléfono y le escribo un mensaje.

— Hola Horacio ¿Qué tal va todo por ahí? ¿Todo en orden? — No contesta a los segundos de haberle enviado el mensaje, siempre solía estar al pendiente de las notificaciones, eso me preocupa pero no le doy más importancia. — Hoy salgo antes ¿Os apetece comida china hoy para cenar? Me apetece muchísimo.

Finalmente veo el visto y respiro hondo cuando entro al coche, sonrío inconscientemente cuando le leo aunque sé que estan divirtiéndose y yo estoy preocupándome por algo que quizás es cosa de mi etapa de negación, no quería aceptar que aquel que también actuó como un padre para mi finalmente se había ido a morir solo, una parte de mi lo necesitaba tanto como Gustabo necesitaba a su padre.
— Estamos de camino al restaurante de comida china, vente si quieres <3 
Tan coqueto como siempre y yo más frío que un maldito tempano de hielo, me costaba expresar mi amor pero el sabía perfectamente que lo quería, de todos modos, las acciones valen más que las palabras.

Voz Silenciosa - Jack ConwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora