Capítulo Uno

2.7K 208 11
                                    


·ラグナロクの記録

-Gods and Monsters-

·神々と怪物


———————————————————————————


Las lágrimas picaban en las esquinas de sus ojos. El viento azotaba vigorosamente a su alrededor mientras su cuerpo continuaba su vasto viaje hacia la tierra ensangrentada y desmoronada. Su cuerpo se sentía ingrávido, casi tan ligera como la pluma de un halcón. 

Ella había perdido. El dolor se extendía por todo su cuerpo golpeado y, los gritos de las guerreras y los chillidos de los Pegasos siendo asesinados sin piedad resonaron por todo el campo de batalla que poco a poco se iba desmoronando.

El tiempo pareció ralentizarse dramáticamente. Los Pegasos también descendieron hacia la tierra con las alas rotas cubiertas de carmesí. Las guerreras cayeron al suelo con lanzas clavadas en sus pechos. El líquido rojo cubría todo el lugar, mientras el olor metálico del líquido carmesí y la carne contaminaba el aire a su alrededor.

La intrépida guerrera cerró los ojos, las lágrimas no se detuvieron ni por un segundo de rodar por sus hermoso e insondable rostro, preparándose para el doloroso impacto. El último suspiro inaudible herido hizo contacto con el suelo de piedra.

Líquido carmesí se amontonó alrededor de su forma mientras sus ojos miraban sin ida hacia el frío cielo gris, el sol estaba oculto por las muchas nubes. Usando toda la fuerza que le quedaba, levantó la mano temblorosamente mientras sus ojos se movían lentamente a su alrededor.

Moviendo el dedo a un ritmo mientras los tonos rojos se espolvoreaban a su alrededor. Respirando profundamente, abriendo la boca mientras más lágrimas corrían por su rostro.

—O Theé, evlógisé mas álli mia méra. Parakaló as min meínoume. Giatí stis skiés, sto fos, se parakló, áse mas na periplanithoúme xaná sto fos...— recitó aturdida, frunciendo el ceño concentrada.

Con la última palabra de sus labios, un hermoso conjunto de colores estallaron a su alrededor. La mujer sonrió tristemente antes de quedar completamente inerte. Sus ojos brillantes miraban maravillados el cielo gris, dejando que la última lágrima rodara por su mejilla, finalmente se separó del mundo.

La sangre carmesí fue salpicada por todo el campo de batalla. Los tonos verdes rodearon a las guerreras y Pegasos caídos cuando sus cuerpos comenzaron a desintegrarse pacíficamente en el cielo frío e interminable.

La mujer lanzó el hechizo, sin embargo, no se desintegró como los demás. En cambio, se convirtió en polvo. Ese fue lo último que la intrépida guerrera Mändala. Su último hechizo la maldijo por toda la eternidad.

Gods And Monsters - Record of RagnarokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora