Capítulo Doce

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·ラグナロクの記録

-Gods and Monsters-

·神々と怪物

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El trueno resonó en la noche ya que el relámpago era la única fuente de luz, el viento soplaba con fuerza, haciendo que las olas se volvieran aún más violentas. La vieja madera envejecida del barco crujía cuando se vio obligada a permanecer navegando.

Gritos y alaridos desesperados resonaban por todo el lugar mientras la tripulación del barco se movían de un lado a otro para evitar que el barco se terminara hundiendo en las aguas heladas.

—¡Mi señora!— una voz gritó de manera desesperada mientras la figura sujetaba su sombrero—. ¡Tenemos que rendirnos!— se escuchó el 'boom' cuando una bala de cañón impactó en el agua.

Una mujer con los pantalones y la camisa sucia se dio la vuelta, mirando peligrosamente al miembro de su tripulación. Su cabello empapado se agitó alrededor de su rostro sucio mientras fruncía el ceño.

—¿Y quién eres tú para decirme que tengo que hacer?— habló la mujer, elevando la voz para que pudiera ser escuchada por encima de la fuerte lluvia y los truenos. El miembro de la tripulación se estremeció ante su mirada, mientras más gritos sonaban en el lugar.

—¡N-no me malinterprete mi señora!— el tripulante tartamudeó. Es que estamos siendo acorralados como simples ratas.

La mujer dirigió su mirada hacia los otros barcos que disparaban cañones hacia el barco ocupado. Sus labios se volvieron una fina línea de resignación, antes de que sus ojos se volvieran a posar en el hombre aterrorizado mientras volvía a abrir la boca para hablar.

—Sigue recto. No podemos cambiar de rumbo— habló con firmeza mientras los ojos del hombre se agrandaban.

—Pero...

—Es una orden.

El hombre tragó saliva con rudeza mientras asentía rápidamente. Dándose la vuelta hacia el resto de la tripulación antes de comenzar a gritar.

—¡Ya habéis oído a la dama!— gritó—. ¡No cambiéis de rumbo!

Los murmullos resonaron por todo el barco mientras la tripulación se comenzaban a mover de un lado a otro.

—¡Hay rocas justo enfrente!— se escuchó un grito de pánico. Grandes y filosas rocas descansaban justo frente a ellos. Los ojos de la mujer se entrecerraron.

—Mi señora, ¿qué es lo que deberíamos...?

—Sigue recto.

Los ojos del hombre se abrieron por la sorpresa.

—¿Qué...?

—Lo que has escuchado. Dije que no cambiarais de rumbo, ¿no es así?

La duda estaba plasmada en su rostro, pero de todas maneras asintió ante la orden de mala gana. El barco prosiguió su peligroso rumbo hacia las rocas, mientras el miedo y la incertidumbre estallaban entre la tripulación, y la rabieta de la naturaleza llenaban el aire tenso.

Gods And Monsters - Record of RagnarokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora