Capítulo Quince

962 95 0
                                    


·ラグナロクの記録

-Gods and Monsters-

·神々と怪物

———————————————————————————


La ansiedad se hizo camino rápidamente en ti, mientras Peony trotaba a tu lado.

Sus inocentes ojos de gacela recorrían el lugar con curiosidad y un rostro perturbado. La pequeña Pegaso blanca como la nieve frotó su cabeza contra tu pierna en un intento de consolarte a penas te detuviste, pero no te diste cuenta.

Mordiendo la suave piel de tu labio nerviosa. "¿Quién era ese hombre?" era la pregunta que seguía rondando en tu cabeza.

Un pequeño suspiro salió de tu boca. Tu corazón había estado latiendo con fuerza desde que había huido lejos de ese extraño e inquietante hombre. Un escalofrío recorrió tu espalda al recordar la manera en la que te estaba mirando. Te había hecho sentir incómoda.

Continuando por el camino empedrado. Peony resoplando a tu lado, frotándose más fuerte contra tus piernas, logrando que dieran un pequeño salto en tu lugar.

—Oh, lo siento mucho Peony— suspiraste—. Estaba perdida en mis propios pensamientos— los ojos de cierva de Peony se entrecerraron. Riendo ligeramente, llevando una mano a sus suaves orejas, mimándolas—. Me recuerdas tanto a Odette...— te congelaste en tu lugar, dejando escapar un suspiro.

Reprimiendo las siguientes palabras que iban a salir de tu boca. Odette era tu mejor amiga, la persona que más extrañabas. No la habías visto ni sabido nada de ella desde que Brunhilde te secuestró.

Alejándote del joven Pegaso mientras forzabas una pequeña sonrisa en tu tenso rostro.

—Regresemos— hablaste, rompiendo el silencio que se había formado—. Estoy un poco cansada y hambrienta— tu voz se rompió ligeramente al final de la oración.

No había sido hasta ese momento que la sensación de añoranza te había golpeado. Sintiéndote bastante aturdida, caminando de regreso hacia el gran edificio de mármol. Peony te siguió de cerca, sintiendo tu tristeza venciéndote.

Tus ojos recorrieron el exuberante verde de la hierva fresca de los jardines. Pequeñas y delicadas flores emergiendo del suelo, sus colores brillando con orgullo en los cálidos rayos del sol brillante.

Pero te detuviste al ver cierta flor. Era una flor de lirio de los valles, su color blanco nacarado, contrastando llamativamente con el verde del entorno. Colgada hacia abajo como si estuviera triste, pero su belleza aun estaba allí. Era tan vagamente familiar.

Entonces lo recordaste.

——

Había ocurrido hacía cinco años atrás, cuando una niña de apenas 14 años se pavoneaba confiada por un valle con un libro de cuero sucio entre sus manos. Su cabello (C/P) rebotando con cada paso que daba. Las flores esparcidas por el impresionante paisaje, cada una de ellas con un rasgo único, desde su color hasta su estructura.

Conforme más avanzabas, más flores iban floreciendo y salían al aire cálido de la mañana. Tus desgatadas botas pronto se cubrieron de tierra.

Tus ojos seguían recorriendo todo lo que estaba a la vista hasta que se detuvo. Sus ojos encontrándose con algo que parecían pequeñas perlas. Acuclillándose, alineando mejor su vista con la impactante belleza de la flor. Sus pétalos blancos nacarados estaban caídos, con un tallo verde que lo mantenía todo unido y alzado en su lugar.

Gods And Monsters - Record of RagnarokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora