Gods And Monsters - Record of Ragnarok

Capítulo Diez

·ラグナロクの記録

-Gods and Monsters-

·神々と怪物

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—Nunca voy a volver a entrenar con ese idiota— resoplaste, cruzándote de brazos.

Brunhilde dirigió la mirada hacia ti, no obstante, mantuvo la boca cerrada.

—Quiero decir, ¿cuál es su problema conmigo?— dijiste, extendiendo tus brazos—. ¡Es un pervertido que no sirve para nada!

Brunhilde suspiró, cerrando la pantalla digital. Girando levemente su cuerpo hacia ella, con sus ojos esmeralda indiferentes recorriendo tu rostro.

—(Y/N), sabes que tienes que entrenar con él— puntualizó Brunhilde, observando como hacías un puchero.

—Lo sé, pero ¿no hay nada más que pueda enseñarme?— preguntaste, bajando un poco la voz—. Él seguía tratando de cortejarme.

Brunhilde se congeló en su lugar, sus ojos fríos se movieron hacia ti. Una marca de irritación apareció en su rostro pálidos mientras hacías todo lo posible para mantener la calma.

—¿Qué él hace qué, (Y/N)?— preguntó Brunhilde con su voz dulce y algo tensa, un escalofrío recorriendo tu espalda. Ahora te arrepentías de haber dicho eso—. Cariño, respóndeme— pidió la valquiria, poniendo una sonrisa, obviamente, falsa, haciendo una mueca visible.

Te encogiste un poco en tu lugar, sintiendo como tus mejillas tomaban algo de calor.

—N-no, olvida lo que dije— tartamudeaste—. Está bien.

Brunhilde se inclinó hacia atrás mientras su sonrisa falsa abandonaba su rostro.

—No te preocupes, ya no tendrás que entrenar con él— Brunhilde sonrió, entregada a sus oscuros pensamientos. Animándote un poco.

—¿En serio? Pero acabas de decir hace un minuto que-

—De verdad, ya no tienes que entrenar con él, amor— confirmó Brunhilde, sus ojos esmeralda clavados en los tuyos (C/O). El sudor cayó por tu rostro.

—Por favor, no lo mates— pediste—. Aún lo necesitamos después de todo.

La valquiria tomó aire profundamente, cerrando los ojos ocultando sus deslumbrantes ojos esmeralda detrás de sus largas pestañas.

—Bien— Brunhilde asintió—. No lo haré.

Dejaste escapar un pequeño suspiro, visiblemente más relajada por su respuesta.

—Gracias Brunhilde— le diste una pequeña sonrisa.

La valquiria sintió que el calor le subía hacia hacia las mejillas cuando soltó una pequeña tos para ocultarla. Levantándose abruptamente de su asiento acolchado, dándote la espalda.

—Seguro— Brunhilde habló con indiferencia, tratando de ocultar su rostro nervioso—. Ahora vuelve a estudiar.

Con esas últimas palabras saliendo de sus labios entreabiertos, la valquiria abandonó la habitación. Observaste como su figura desaparecía de tu vista, haciéndote soltar un pequeño suspiro.

—Sí, claro, ni te creas que voy a estudiar— hiciste tictac, levantándote de tu asiento—. Voy a hacer algo productivo.

Con eso te deslizaste silenciosamente de la habitación. Tus ojos (C/O) escanearon tu entorno, buscando a la dama de cabello azul oscuro. Con una sonrisa descarada en tus labios, te escabulliste rápidamente por el pasillo.