Capítulo Cuatro

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·ラグナロクの記録

-Gods and Monsters-

·神々と怪物

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—¿Yo? ¿Una concursante? ¿Luchar por la humanidad?

Brunhilde te miró a través de sus ojos verdes. Su rostro mostraba una mirada con un brillo que mostraba su audacia, mientras sus ojos ardían con determinación. Extendiendo su mano hacia ti, mirando atentamente tu rostro y atenta a todos los movimientos de tu cuerpo.

—¿Aceptas?

Miraste su mano con algo de vacilación. Dejando escapar un largo suspiro de derrota, colocando una de tus manos sobre la de ella.

—Acepto.

———

No sabía como habías terminado en esta situación. Lo último que recordabas con claridad era rechazar la extraña oferta de la mujer que intentaba convencerte para que lucharas por la humanidad.

Pero ella lo quería a su manera. Así que simplemente te noqueó, y una vez que despertaste, finalmente aceptaste su petición debido a la presión que estaba ejerciendo la mujer sobre ti.

Dejaste escapar un suspiro, poniendo las frías palmas de tus manos apoyadas en tus mejillas, sentada en una silla acolchada, mientras recorrías con la mirada tu alrededor.

Habías terminado aprendiendo el nombre de la mujer; Brunhilde. Habías encontrado ese nombre bastante extraño, pero, sin embargo, te gustó.

Brunhilde estaba de pie al otro lado de la habitación, con una enorme pantalla digital justo frente a ella, mirando esta con un evidente rostro de concentración. Te reclinaste hacia atrás sin saber bien como deberías sentirte.

—Entonces— hablaste, llamando la atención de la otra mujer—, ¿por qué estoy aquí?

—Pensé que ya lo sabías— Brunhilde simplemente respondió, deslizando la pantalla digital frustrada. Frunciste el ceño, encogiéndote de hombros.

—Bueno, no sé mucho. Quiero decir, lo único que me dijiste fue que iba a luchar por la humanidad. Y creo que merezco saber todos los detalles, porque técnicamente me has secuestrado— resoplaste al finalizar la frase, cruzándote de brazos. Brunhilde cerró la pantalla digital antes de mirarte.

—Estás aquí porque contienes una magia poderosa— Brunhilde habló, viendo como tus ojos se abrían por la sorpresa.

—¿C-cómo lo supiste?— rápidamente preguntaste, tartamudeando, tratando de mantener la compostura—. No se lo he dicho a nadie.

Brunhilde se señaló la sien con un dedo sin apartar la mirada de ti.

—Porque eres la reencarnación de uno de las mejores guerreras de todos los tiempos— respondió sin rodeos.

El shock se estremeció dentro de ti una vez que esas palabras salen de sus labios. Te levantaste del asiento acolchado mientras arqueabas una ceja.

—¿Cómo sé que no estás inventando todo eso?— preguntaste—. ¿Y cómo es posible que lo sepas?

Brunhilde solo dejó escapar un suspiro. Regresando la atención a la pantalla, donde apareció una hermosa mujer con una armadura blanca con detalles plateados, cargando con una gran lanza entre sus manos.

Eras tú.

Tu respiración se aceleró inaudiblemente mientras caminabas hacia Brunhilde para ponerte a su lado. Tus ojos no se apartaban de la mujer que estaba mostrando la pantalla, la valquiria observaba tus movimientos antes de abrir la boca.

—Ella, o técnicamente tú, era una guerrera increíble— Brunhilde retomó la palabra—. Era una guerrera intrépida, alguien que haría todo lo que estuviera a su alcance para traer justicia y la paz.

La valquiria hizo una pausa mientras el silencio se apoderaba de la habitación.

—Pero hace más de mil años— la voz de Brunhilde se rompe ligeramente—. Ella y su equipo de élite fueron derrotados.

Volviste tu atención hacia Brunhilde, cuyo rostro estaba sombrío.

—¿La conocías- o ehm... más allá de mí?— preguntaste nerviosa—. Porque da la impresión de que la conoces personalmente.

Brunhilde simplemente asintió. La expresión de su rostro te decía que no hicieras más preguntas.

—Antes de morir, lanzó una hechizo...— la mirada de Brunhilde se apagó—, un hechizo que la maldijo por el resto de la eternidad.

 —¿Cuál fue la maldición?— preguntó inconscientemente, inclinándose hacia adelante. Su interés alcanzó su punto máximo.

Brunhilde solo negó con la cabeza, indicando que no quería continuar hablando de ese tema.

—Estás aquí para guiar la lucha por la humanidad— dijo en voz baja, tamborileando con los dedos sobre la mesa.

—¿Qué? ¿Qué va a pasar con la humanidad?— preguntaste, frunciendo el ceño.

—Los dioses están tratando de eliminar a la humanidad.

—¿Qué?

La noticia te sacudió. ¿Los dioses? ¿Eliminar a la humanidad? Pensabas que los dioses estabas allí para ayudar a guiar a la humanidad, no para destruirla. Mordiste suavemente tu labio, levantando la mirada hacia sus ojos.

—¿De qué manera lucharé por la humanidad? ¿Cuál es mi propósito?— preguntaste. Brunhilde te miró con una sonrisa en los labios.

—Pelearás en una de la trece rondas, pero, mientras tanto, entrenaremos tus poderes y me ayudarás con algunas otras cosas— te informó Brunhilde. Asentiste a sus palabras, aunque te sentías algo incómoda.

—Espera, si te refieras a luchar... ¿tengo que luchar contra un dios?— preguntaste nerviosa.

—Eso es lo que significa pelear en esta situación— Brunhilde respondió rápidamente, sintiendo todo tu cuerpo temblar. Pero una mano cálida y reconfortante se posó sobre tu hombro.

—Nos aseguraremos de que ganes y sobrevivas. Ese es mi trabajo— Brunhilde habló tranquilizadoramente con un tono de voz suave. Le sonreíste.

—¿Cuándo comenzaré mi entrenamiento?

Brunhilde se apartó un par de pasos, pensando su respuesta durante unos segundos.

—Empezarás la próxima semana— te informó—. Una vez que tenga a todos los concursantes, o al menos a la mayoría de estos, te entrenarán y ayudarán en diferentes áreas. Mientras que yo...— Brunhilde se señaló a si misma—, te ayudaré con tu mágia.

Asentiste.

Brunhilde te miró, frunciendo el ceño algo triste. "Ella realmente no tiene memorias de su vida pasada, pero... eso debía esperar. Ha estado 'dormida' durante mil años. Sin embargo, todavía me hace sentir extraña...", pensó Brunhilde, dándote la espalda.

—¿Brunhilde...?— la llamaste con un suave tono de voz que la sacó de sus pensamientos.

—¿Sí, (Y/N)?— Brunhilde respondió después de un corto momento de silencio.

Sonreíste torpemente con los ojos cerrados mientras tu rostros se calentaba por la vergüenza que estabas sintiendo, señalando tu estómago.

—Tengo hambre.

Gods And Monsters - Record of RagnarokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora