Gods And Monsters - Record of Ragnarok

Capítulo Nueve

·ラグナロクの記録

-Gods and Monsters-

·神々と怪物

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Un grito silencioso salió de sus labios entreabiertos, sus ojos completamente abiertos por el miedo y la traición. Su cuerpo gravemente herido se derrumbo en el suelo cubierto de sangre mientras el sonido de estrangulamiento y lamentos resoban por toda la habitación. La sangre goteaba de su boca mientras las lágrimas se iban acumulando en sus ojos.

Una figura que la observaba con lástima se arrodilló junto a ella, chasqueando la lengua, observando como la sangre se iba acumulando y empapaba la alfombra. La mujer observó a la figura con miedo e ira.

—Pagarás por esto— la mujer se atragantó débilmente, tosiendo por la sangre acumulada en su garganta áspera—. Lo harás.

La figura entrecerró los ojos, poniéndose en pie, limpiando suavemente la sangre de su hoja afilada, mirando a la mujer con un rostro de suficiencia,

—Bueno, esto es lo que sucede con los traidores— dijo la figura—. Los desechan como la basura que son.

Las lágrimas cayeron por el rostro pálido de la mujer.

—Eres un monstruo— sollozó ella, lo que resultó en más sangre goteando de su boca ensangrentada.

La figura rio entre dientes, con sus ojos brillando peligrosamente.

—Sí, me lo dicen mucho.

Los ojos de la mujer se abrieron con miedo una vez más cuando abrió la boca. Antes de que pudiera gritar, la espada la silenció de inmediato.

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Suaves zumbidos salen de tus labios mientras te abres camino a través de la cocina. El olor de una horneada de galletas llenó tus sentidos mientras tu boca comenzaba a hacerse agua. Obligándote a avanzar más rápido una vez que las galletas aparecieron frente a ti.

Pero antes de que pudieras alcanzarlos, tu hombro fue tomado, empujándote bruscamente hacia atrás.

—No~— te quejaste, echando la cabeza hacia atrás en señal de derrota.

Se escuchó un suspiro detrás de ti antes de que te arrastraran fuera de la cocina. Intentando liberarte del agarre con un fuerte golpe antes de continuar quejándote.

—(Y/N), por favor, estás actuando como un niño— dijo una voz. Era de Brunhilde. Resoplaste, cruzándote los brazos.

—¿Entonces?

No se escuchó ninguna respuesta mientras continuabas refunfuñando. La valquiria siguió arrastrándote por el largo pasillo sin vacilar ni una sola vez.

—Vas a retomar tu entrenamiento físico— informó Brunhilde—. Estarás entrenando con uno de los concursantes.

—¿Y ese es?— preguntaste, inclinando la cabeza hacia un lado con una expresión aburrida.

—¡Yo!

Inmediatamente dejaste escapar un pequeño grito cuando fuiste arrancada bruscamente del agarre de Brunhilde. Arrojándote descuidadamente sobre el hombro del hombre, dejándote aturdida y jadeando levemente.