Gods And Monsters - Record of Ragnarok

Capítulo Ocho

·ラグナロクの記録

-Gods and Monsters-

·神々と怪物

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Habían pasado ya varios días sin ninguna señal del dios de las mentiras. Y, honestamente, te habías sentido la decepción circulando dentro de ti. Y en un solo parpadeo, tenías el Ragnarok ya estaba a punto de comenzar.

Y con eso todos estaban tensos.

Te sentías muy tensa, pero no tanto como Brunhilde. La valquiria se había quedado varios veces despierta durante las largas horas de la noche en su sala de estudio, estresándose y planificando su plan de acción.

Eso te tenía preocupada, pero la valquiria con el cabello lila corto y ojos verdes guardaba aun más preocupación por su hermana mayor.

En cuanto a ti, las cosas iban algo mejor. Habías logrado avanzar mucho en tu estrategia y habilidades de lucha, para tu alivio y el de Brunhilde. Sin embargo, tu magia seguía yendo bastante mal. Pasabas innumerables horas en la sala de estudio de Brunhilde, estresada por la complicada magia que tenías que aprender.

Ahora eras capaz de realizar pequeños hechizos; Como teletransportarte e invocar objetos muy pequeños, hechizos que oscilaban en el primero de los cuatro niveles.

El rostro de Brunhilde recientemente había tenido una expresión de indiferencia, bloqueando cualquier signo de emoción evidente sobre como se siente. Y eso te mantenía aún más preocupada.

Pero, por desgracia, Brunhilde simplemente dejaría de lado tu preocupación y continuaría avanzando con su plan sin ningún tipo de interrupción.

El cielo tenía un color gris opaco, sin mucha emoción. El suave viento soplaba en tu contra, logrando que el dobladillo de tu capa oscura ondeara ligeramente.

El aire estaba lleno de esa incómoda y espeluznante sensación escalofriante, y eso no te gustaba nada.  

Tus pies se movieron incómodamente sobre el áspero camino de adoquines. Pequeñas bocanadas de aire cálido salieron de entre tus labios entreabiertos, desintegrándose lentamente en el aire frío.

El ambiente era tenso mientras Brunhilde estaba a tu lado con los brazos cruzados por debajo de su pecho. Göll, mientras tanto, estaba en pie detrás de su hermana mayor y, de vez en cuando le lanzaba una mirada cargada de preocupación.

Estaba en un silencio incómodo, lo suficiente como para retorcerte ligeramente en tu lugar. Los ojos esmeralda de Brunhilde miraban directamente frente a ella, imperturbable.

—Göll— la voz indiferente de Brunhilde habló, haciendo que la valquiria más joven enderezara su postura.

—¿Sí, Brunhilde?— respondió Göll rápidamente, usando un tono desesperado.

—Me gustaría que contactaras a nuestras queridas hermanas...— ordenó Brunhilde, entrecerrando ligeramente los ojos—. Y decirles que los concursantes que luchan por la humanidad llegarán aquí en breve.

Göll tragó saliva y asintió rápidamente, a pesar de tener preguntas que necesitaban una respuesta cuanto antes. Alejándose corriendo, con su figura haciéndose más pequeña con cada paso que daba.