CAPITULO 44... LA NOTICIA

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Amely Getzeny

Varios meses después de comenzar la demanda hacia Alán, Isabella pudo divorciarse, dejándolo sin nada, a parte él tenía que darle una manutención obligatoria (Pensión alimenticia), le darían 3 años de cárcel y tendrá que asistir a una terapia psicológica.

Eso nos alegraba, pues Isabella estaría completamente segura durante un buen tiempo, a lo que se dedicaría a ella y a sus hijos.

Nos hicimos más cercanas, de hecho se podría decir que demasiado, la señora Fernanda se molestaba por eso, pero no prestábamos atención a sus palabras hirientes.

Adán y yo tuvimos una pelea después de que desapareció por dos días, hace ya tiempo cuando Christopher me citó en una cafetería, pues había regresado y estábamos poniéndonos al corriente, pero Adán hizo una escena y se fue, sin dejar que le explicara nada de lo sucedido, cuando llegue a casa él no estaba, esperé toda la noche y nunca llegó, pasaron dos días y llegó como si nunca hubiera pasado nada, eso me molestó y se lo dije, a lo que solo dijo que fue con un amigo a pasar la noche, ya que necesitaba pensar, dure enojada algunos días, pero después lo perdoné, le expliqué lo que hablaba con Pher ese día, a lo que él me escucho detalladamente y me pidió perdón.

Días después estaba con Isabella y Leonardo en mi casa, estábamos preparando un delicioso pastel para celebrar que habíamos pasado el último semestre de la universidad, con buenas calificaciones, Monse vendría más tarde a la casa, pues hoy sus clases terminaban más tarde y Diana saldría a festejar con Santiago, ya que se reconciliaron, por lo que querían aprovechar.

La graduación se acercaba, por lo que estábamos más que felices, planeando una fiesta con todos los graduados de nuestra universidad, a la cual también se iban a unir chicos de otras universidades, como por ejemplo los de la uni de Diana y los de con Monse, también algunos de con Santiago, pues todos estábamos estudiando en universidades diferentes, a excepción de Leo y yo.

De un momento a otro comencé a marearme, todo daba vueltas, Leo me miraba preocupado, Isa se dio cuenta de lo que pasaba, ambos hablaban y yo no entendía lo que decían, de repente mis piernas comenzaron a fallar, los ojos se me cerraron, escuchaba voces pero por más que quería hablar no podía, de un momento a otro ya no supe nada, al abrir los ojos estaba en una camilla en el hospital, me había desmayado, Leo estaba junto a mi, pues él me había llevado, ya que Isa se quedó en casa con los niños.

— ¿Qué me pasó? – Pregunté confundida, pues no sabía lo que había pasado.

— Te desmayaste, pero me alegro que todo esté bien. – La voz de Leo parecía tranquila, a lo que significaba que estaba bien.

— ¿Qué tengo? – Pregunté intrigada.

— Cansancio acumulado y sobredosis de trabajo. – Leo lo dijo cambiando su voz a una extraña, como si estuviera arremedando a algún doctor.

— ¿Cómo? – Dije sin dejar de reír, pues su voz era muy graciosa, pero respire profundo y lo mire nuevamente para que siguiera hablando.

— Tienes que descansar más y trabajar menos, te la pasas todo el día de un lado a otro y estás agotada, el doctor te hizo algunos estudios para ver qué es lo que tienes, pero dijo que lo más probable era que el cansancio acumulado es el culpable de tú desmayo.

Leonardo tenía razón, me esforzaba mucho y descansaba poco, era normal que mi cuerpo me pidiera descansar, este desmayó solo era una simple alerta de que tenía que cuidar más mi salud, en ese momento llegó un doctor de nombre Roberto.

— Señorita Getzeny? – Dijo mi apellido, a lo cual me sonó algo raro, pero aún así respondí.

— Si soy yo, ¿Qué pasa doctor? – Dije sonando un poco confundida, pues parecía que me quería decir algo importante.

ENCUENTRO EN EL TREN  (Libro 1 Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora