CAPITULO 46... EL ÚLTIMO VAGÓN

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Amely Getzeny

— Hola Amely. – La chica del otro lado de la puerta hablo, yo me sentía confundida, pues no sabía cómo era que estaba aquí y mucho menos quien le había dado nuestra dirección.

— Hola Hannah. – Respondí secamente, pues solo quería saber a qué venía, para que se fuera y nos dejara seguir con nuestra celebración.

— ¿Esta Adán? – Preguntó mirando hacia adentro de la casa, como buscándolo, para después mirarme detalladamente de pies a cabeza.

— ¿Adán? – Le pregunté confundida, pues no sabía que tenia que decirle tan importante como para haber venido a esta hora y hasta acá.

— Si. – Respondió al instante, con una voz chillona.

Estaba a punto de preguntar para que lo ocupaba, cuando él se asomó a ver quién era, así mismo Hannah lo vio y entro a mi casa como si la hubiera invitado, pero corrió hacia Adán y eso me causo mucha más confusión que antes, al mirarlos vi como ella lo abrazaba fuertemente y con una sonrisa en sus labios le susurraba algo en su oído, pero no podía escuchar que era eso, solo vi como cambió su rostro de felicidad y confusión, a tristeza y decepción, no pude evitar quedarme con la duda así que hable.

— ¿Qué haces en mi casa Hannah?

— Querrás decir nuestra casa. – Lo dijo señalándose a ella y a Adán.

— Que quieres decir con que es tú casa? – Pregunté confusa, mientras que él no decía ni una sola palabra.

— Pues que soy la futura madre de su hijo, por lo tanto es más mi casa que tuya.

Sus palabras fueron una daga enterrándose en mi corazón, sin piedad, estaba desangrándome por dentro y no podía hacer nada para detener la hemorragia, sentía como mi mundo se derrumbaba, puse una mano en mi pecho tratando de hacer presión para que esté dejara de doler, pensé que podría ser un sueño, pero uno que se convertía en pesadilla, de la cual era difícil despertar, estaba en shock, parada junto a la puerta y con la caja que contenía una carta y los primeros zapatitos de nuestro bebé.

Después de algunos segundos hablé, ya que no les daría el gusto de verme destruida frente a ellos.

— ¿Qué has dicho? – Trate de sonar fría y lo conseguí, pues en el rostro de Hannah había confusión, pero después desapareció para volver a poner su sonrisa y volver a hablar.

— Que estoy embarazada y el papá es Adán. – Dijo con su voz chillona y dando brinquitos de felicidad.

— Felicidades. – Dije mirándolos a ambos, apreté fuertemente la caja que aún tenía en mis manos y respire profundo para contener las lágrimas que amenazaban con escaparse de mis ojos.

Adán solo me veía, no decía ni una sola palabra, pero sabía que no tenía cara para hacerlo, él me dijo que no había pasado nada aquellos días, pero nunca me dijo que su “amigo” era Hannah, le pregunté varias veces, pero el cambiaba de tema y ahora sabía que era porque me mintió a la cara, soy una tonta, todo por creerle.

Me di la media vuelta y salí de la casa después de tomar mi bolsa, abrí mi carro y Adán salió de la casa, aquella que hace 1 hora era nuestro hogar y ahora era de ellos.

— Amely!!

Grito mi nombre, pero no me detuve, pues necesitaba estar lo más lejos posible en este momento, pues él podía equivocarse gravemente y yo siempre tenía que escucharlo, para terminar perdonándolo, pero si yo hacía algo que no era malo, él lo malinterpretaba y terminaba yendo a casa de su “amigo” para desahogarse, ya estaba cansada de esto, lo he perdonado varias veces, desde que me oculto a su familia, cuando decía que me quería pero no quería nada, cuando su lado impulsivo salía y golpeaba a todo el que se le pusiera enfrente, hasta que no me dijera quien era en realidad durante muchos años, el que no luchará por mi, todo esto me lastimaba, siempre que lo perdonaba, al tiempo venía un golpe más duro, y yo no podía más, necesitaba tiempo, necesitaba sanar y a su lado era imposible.

ENCUENTRO EN EL TREN  (Libro 1 Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora