CAPITULO 23... "SIEMPRE AL CAMINO FÁCIL"

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Ángela Gutiérrez

Se llegó la hora de irme de la funeraria con las cenizas de mi bebé en mis brazos y ahora tendré que buscar donde vivir y dónde trabajar, ya que por ser menor de edad será más complicado, pero no puedo quedarme sin hacer nada, a parte no quería seguir viviendo en la calle.

- ¡Auch¡ - Un chico alto y vestido completamente de negro, me empujó cuando yo iba saliendo y él entrando.

- Lo siento, es que yo... - Se quedó mirándome fijamente de pies a cabeza y me di cuenta que es atractivo y sus ojos color negro tenían un brillo en particular, sus labios son carnosos y tienen un color rosado, sus mejillas tienen un tenue color coral y su presencia se impregnaba en todo el lugar, deje de fijarme en el porque volvió a hablar. - ¿Te encuentras bien? Es que te vez preocupada...

- No te preocupes, yo estoy bien. - Tome aire para tragarme todos mis nervios o al menos la mayoría y evite mirarlo a los ojos.

- A dónde vas? - Su pregunta me saco de mis pensamientos, para regresarme a la normalidad ya que ni yo sabía la respuesta.

- No lo sé, solo encontraré algún lugar para pasar la noche. - Mis palabras salieron sin esfuerzo alguno y el rostro del chico cambio completamente.

- Espérame aquí, y no te vayas.


Fue lo último que dijo para después entrar a la funeraria y yo pensé en irme, pero aún no sabía a dónde ir, así que daba lo mismo si lo esperaba o no, me quedé sentada en las escaleras que estaban afuera de la funeraria y él salió después de un rato y miró para todos lados hasta que fijo su mirada en mi y comenzó a caminar hasta donde me encontraba para comenzar a hablar.


- Perdona la tardanza, creí que ya te habías ido. - Se notaba que estaba feliz de verme aún ahí.

- Te dije que no tenía a dónde ir. - Le dije con sinceridad y él me tomo de la mano.

- No tenías, porque ahora ya tienes, me llamo Mauricio y a partir de hoy vivirás en mi casa. - Sus palabras me dejaron en shock y no sabía cómo reaccionar, pero me levanté y lo seguí, ya que era eso o seguir viviendo en la calle, ya que Andrés no me iba a ayudar, porque ya no había nada que nos uniera en estos momentos.


Nos subimos a una camioneta negra y grande, yo estaba nerviosa, Mauricio subió sentándose junto a mi y yo con la urna entre mis brazos solo miraba la ventana, nos alejamos de la funeraria en un abrir y cerrar de ojos, hasta llegar a una casa enorme, su tamaño era diez veces más grande que la casa de Miguel donde vivía cuando era niña y antes de bajarnos decidí presentarme.


- Mauricio.!!? - El me miró sosteniendo la puerta que se encontraba ya abierta y un hombre abajo esperando que saliera de la camioneta.

- Si? - Me respondió tiernamente y con su sonrisa perfecta que mostraba un poco los dientes frontales.

- Me llamo Ángela, y quiero agradecerte el que me ayudes de esta manera. - Le dije y su rostro cambio drásticamente a uno más serio.

- Nada de esto es gratis y llegará el momento en que te lo cobré. - Sus palabras me dieron miedo, pero que idiota soy, cómo pensé que me ayudaría sin pedir nada a cambio y luego a mi, a una completa desconocida, no sabía a lo que me enfrentaba pero necesitaba su ayuda al menos hasta que fuera mayor de edad y pudiera valerme por mí misma, solo eran unos dos años y le pagaría hasta con intereses.

- Yo... yo solo.

- Tranquila, no te pediré nada que no puedas cumplir. - Me Interrumpió y me alegraba por un momento ya que había empezado a tartamudear.

ENCUENTRO EN EL TREN  (Libro 1 Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora