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Rosalie sabía que debía elegir la ropa más vieja que tenía para no arruinar la tela con la pintura, ella se conocía perfectamente como para saber que se mancharia al pintar. Pero al saber que el héroe número dos iría a ayudarla, le había sentir la obligación de verse medianamente bien, al menos no parecer un vagabundo.

Salió de su casa en dirección al local cargando una pequeña cubeta llena de brochas y una pequeña bocina para la música que escucharía al trabajar.

- ¡Oi! ¡Sallie!

Volteo encontrandose al nieto del señor William y la señora Martha, el joven de intenso cabello colorido saludo alegre desde la entrada de su local junto a varios chicos que la miraban al mismo tiempo.

- Kirishima! Hola!- Sonrió abiertamente dejando las cosas a un lado.- cómo estás?

- Listo para pintar!- Saludo como militar haciéndola reír.- Traje algunos amigos para que nos ayuden.

Rosalie observo a los chicos, eran dos más, sonrió abiertamente.

- Es un honor conocerlos.- Hizo reverencia breve y tomo sus llaves.- Se los recompensare, yo invito la comida y les daré un cupón para cupcakes gratis

- Eso no es necesario - Kirishima empezó negando pero uno de los rubios, gruñon intervino tomando la cubeta que habían dejado en el suelo.

- Perfecto, empecemos.

- Bakugou!- lo riño el pelirrojo pero el muchacho ya había entrado al local.

- Lamento su comportamiento, pero te aseguro que no muerde, por cierto soy Denki.

Rosalie sonrió.

- Rosalie. ¿Empezamos?

El día se fue demasiado rápido entre risas y juegos con los jóvenes que no dudaban en pelearse cada tanto terminando manchados de pintura hasta en el cabello, cosa que los hizo detenerse para lavarselo en el baño de la pastelería.

- Pediré comida, alguna sugerencia?

-¡ Pizza.!- Denki celebro desde el baño ganándose un grito de Bakugou por haberlo distraído.

- Pizza será entonces.- Kirishima sonrió abiertamente al escucharla y fue a ayudar a sus amigos. - Vuelvo en diez minutos, no destruyan el local.

- Entendido!- grito Kirishima desde el baño.

Rosalie salió a la pizzería más cercana y en el camino observo los cielos esperando encontrarse unas alas rojas entre las nubes, pero no encontró nada sobre él.

Suspiro cansada y estiró sus brazos. Quizá era lo mejor, no hubiera podido disfrutar el día si él iba a ayudarle. El le incomodaba muchísimo, más que nada por todos sus logros a tan corta edad y el como seguía siendo tan alegre y con carisma que Rosalie envidiaba.

Siempre que lo veía no podía evitar comparar su vida con la de él, y eso la deprimía un montón.

Dejar de verlo era la mejor opción en esos momentos, todo por el bien de su salud mental.

El día termino a eso de las ocho de la noche, cuando la madre de uno de los chicos llegó por ellos, elogiaron el local mejorado y subieron al auto.

- Quiero mis cupones panadera!- Chillo Bakugou desde el asiento delantero, su madre le dió un golpe en la cabeza.

- Comportate! Dios mío. Disculpa su actitud.- La madre sonrió tensa.

- No se preocupe, así son todos a esa edad.- se despidió de todos con entusiasmo y cuando se alejaron del local suspiro cansada.

HERO KISSESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora