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Cuando Keigo volvió a su habitación cansado, y realmente deprimido cerro la puerta de mala gana lanzado sus botas en el recibidor.

Había Sido un día largo, cansado y desalentador. El chico que podría ayudarles a pelear con shigaraki era solo un niño que tenía sus problemas también. Se sentía como un monstruo al exigirle al grado de casi romper su salud mental.

Él no quería que Midoriya viviera lo que él y Teruko San, vivieron. El quería una vida en paz, dónde ser héroe no se requería para vivir felices.

Frotó sus ojos cansado, y camino casi a ciegas por el lugar hasta que sintió un aroma delicioso que despertó a su estómago.

La mesa estaba llena de comida caliente y apetitosa, y tras ella se encontraban Rosalie y Richard sonrientes.

- Mi cielo, no es mi cumpleaños.- Comento confundido.

- Lose.- Contesto ella soltando una risita.

- Entonces que estamos celebrando?

- Nada, simplemente queremos estar para ti.- Richard se encogió de hombros sirviéndose vino en una copa.- Hacia mucho que no cenabamos de manera decente.

- Estoy sorprendido. Esto se ve delicioso, pero deberíamos compartirlo con los ciudadanos...ellos.

- Ya lo hicimos.- Rosalie se acercó en silencio hacia él.- Esto es para nosotros...ahora es nuestro momento.

- No lo merezco, Rosie.- Susurro con un nudo en la garganta.

- Eso es estúpido!- Richard exclamó.- Haz trabajado muy duro, debes descansar.

- Fallar no te vuelve un monstruo. Eres humano, un héroe con sentimientos.- Acarició su brazo con cariño, Keigo miro a su novia, a su mejor amigo y sintió sus ojos cristalizarse.

- Los amo, chicos.

- Y nosotros a ti, pájaro llorón.- Se burló Richard sacando un plato.- Anda, comamos antes de que se enfríe.

La velada fue amena, y cálida. La presión y la tensión de sus hombros dejo de ser una carga asfixiante por unos momentos mientras reía ante los recuerdos y anécdotas que contaban entre los tres. Keigo disfruto de la comida, de la risa de Richard y la cálida mirada que Rosalie le daba cada que lo atrapaba mirándola.

En esa cena, Keigo se sintió como en una familia.

Su pequeña familia.

- Lo siento chicos, debo irme. Papá quiere verme.- Richard suspiro tras checar su teléfono.- Mañana temprano volveré para rejuntar las cosas, así aprovechamos a desayunar juntos.

- Me parece perfecta la idea.- Rosalie le acompaño a la puerta, le abrazo con fuerza.- Gracias por ayudarme.

- Lo que sea por mi rosalie favorita.

- Soy la única que conoces.

- Lose, por eso eres mi favorita.

Rosalie soltó una risita empujándolo.

- Bebiste mucho vino, vete ya.

- Ya voy, ya voy.- Se colocó los zapatos y alzó una mano hacia Keigo que alzó su cerveza en despedida.- Amenazó con venir mañana temprano!

- Te recibiremos a partir de las diez!

- Grosero.

Tras una pequeña pelea entre los dos, Richard salió de ahí dejando a la pareja sola que comenzó a rejuntar todo lo de la cena.

- Gracias, por hoy.

- No hay de que, lo necesitábamos.- Tomo las copas dejándolas en el fregadero.- Puedes descansar, yo me encargo.

- No, te ayudaré.- Tomo los platos dejándolos en la basura.- Quiero dormir contigo hoy.

Rosalie sintio como su pecho latía muy fuerte.

- Está bien.

Ella comenzó a lavar los platos mientras platicaba con Keigo de cosas triviales, escuchando su voz cada vez más cerca.

Pero de un momento a otro, sintió unos brazos en su cintura que se deslizaron por sus caderas, ella se estremeció.

- Kei...

- Dime?

- No hagas eso.- Pidió en un murmullo sintiendo sus manos acariciar su cuerpo, con caricias delicadas que dejaban un cosquilleo agradable en su cuerpo.

- Te molesta?

Ella nego recargando su cabeza en su hombro, él sonrió besando su cuello con suavidad.

- En lo absoluto...me agrada.

El sonrió, dejo pequeños besos a lo largo de su nariz y susurro en su oído.

- Podemos terminar los trastes Mañana.

Rosalie soltó los platos volteando de golpe hacia el devorando sus labios, Keigo sonrió divertido entre el beso abrazándola con firmeza.

Las sensaciones que sentían en esos momentos eran ardientes y demasiado abrumadores, rosalie jadeo cuando el mordisqueo su cuello ligeramente.

- Kai...llévame a la habitación.

El hombre sonrió y cargándola entre sus brazos la llevo a su habitación, depositandola con cuidado en su cama llenandola de besos y caricias que le hacían perder la cabeza.

— ¿Estás segura de esto, preciosa?.- pregunto el jadeante al sentirla temblar bajo su toque, Rosalie jadeo.

— No te atrevas a detenerte ahora.

Divertido por su desesperación, Deslizó sus labios por su cuello para después
Echar su cabeza hacia atrás cuando ella hizo ademán de besarlo.

- ¿Que es lo que quieres?.- Susurro en voz baja para tortura de Rosalie.

Frustrada, le miró fijamente a los ojos y dijo en voz baja y encantadora.

- Besos del héroe.

Bastaron solo dos segundos en hacer que Keigo besara a Rosalie con dulzura, moviendo sus labios lentamente saboreando el vino de su boca. Con cuidado se poso sobre su cuerpo, aferrado a su cintura negándose a soltarla, cuando Keigo quizo separarse ella para acomodarse mejor en la cama, ella lo retuvo del cuello, mirándole deseosa y con cierta emoción en sus brillantes ojos.

No fueron necesarias mas palabras para saber a lo que ella se refería, keigo pronto lo comprendió a la perfección.

Sonrió abiertamente relamiendo sus labios quitándose su camisa y lanzandola por la habitación.

- Oh, mi cielo. Me vuelves completamente loco.- Beso su boca con fervor deslizando sus manos por sobre su cuerpo, deteniendose en sus piernas y abriéndolas ligeramente para colocarse entre ellas y estar lo más cerca posible de su cuerpo.- Te amo.

Rosalie jadeo ante las sensaciones que causaban el toque de sus cuerpos unidos por sobre la ropa y jadeo en su oído.

- Te amo, Keigo.

Esas palabras fueron suficientes para quitar toda la desconfianza del héroe que se encargó de hacerle tocar la luna y mostrarle lo mucho que le amaba entre caricias, besos y palabras candentes que hicieron a Rosalie suspirar más de una vez en esa habitación en medio de la noche, donde las estrellas brillaban con intensidad.

Esa noche, dos amantes firmaron su relación y sellaron finalmente el eterno amor que se tendrían hasta el resto de sus vidas, dispuestos a sobrellevar lo que el futuro les traería.

Pasara lo que pasara.

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MAJO

HERO KISSESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora