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El pequeño entrenamiento a manos de su padre, y su mejor amigo, Aizawa el hombre que la salvó, fue un éxito. Ambos se encargaron de ayudarle a manipular el humo y Teruko se encargó de mantenerla cuerda durante sus entrenamientos apesar de no tener una particularidad para calmarla, ella tenía su voz suave y unos ejercicios que la hacían posar sus pies en la tierra.

— Haremos la prueba final hoy, necesitamos esa información.- Aizawa comento de mala gana desde la pantalla del computador, debido a sus heridas debía permanecer en cama y alejado de cualquier virus.— Estás lista, Rosalie?

— No la presiones.- Teruko alzó la voz viendo la pantalla hacia su marido con molestia, Aizawa rodó sus ojos cansado.

— Estoy lista, Teruko san.- Rosalie sonrió levemente, la psicóloga asintio palmeando su hombro.

— Entonces, haz que Hizashi vea su peor pesadilla, solo unos segundos y vuelve a la normalidad.

Rosalie asintio, volteando a ver a su padre que se había ofrecido como ejemplo, el rubio alzó ambos pulgares.

— Confío en ti.

Ella sonrió y alzó ambas manos rodeando al rubio con su niebla, hizashi se quedó en silencio viendo a su hija cuando de pronto comenzó a gritar.

Un alarido fuerte, desgarrador y retumbante que casi revienta los oídos de los presentes. Rosalie se estremeció, al tener pequeñas imágenes en su cabeza.

Un accidente, sangre y a ella muerta en el suelo.

Ante otro alarido, Rosalie de inmediato retiro su niebla y corrió hacia él hombre que temblaba en el suelo cubriendo sus oídos.

— ¡Oye! ¡Oye!- Grito arrodillándose a su lado, Hizashi alzó la vista parpadeando varias veces, miro alrededor luego a Rosalie.— ¿Estás bien?

— Estás viva...estás bien.- balbuceo tomando su rostro con cuidado.

— Estoy bien, no tienes de que preocuparte. Estoy aquí, ¿ves?

Sin pedir permiso o decir algo más, Hizashi le abrazo con fuerza contra su pecho, ella se quedó inmóvil en el gesto hasta que después recargo su cabeza en su hombro casi con temor al rechazo, no estaba muy cómoda al respecto, después de todo creció con la idea de que su padre le había dejado y aún no enfrentaba a su madre por ello. Pero viendo lo preocupado que él estaba, decidió aceptar el abrazo por unos segundos.

Teruko pronto se acercó a ambos, realmente preocupada miro los ojos de la chica con atención y suspiro al no ver alguna alteración física.

— ¿Todo bien por allá?- la voz ansiosa de Aizawa resonó desde la computadora, su esposa se alejo de ambos para acercarse a la cámara y sonreír.

— Está todo bien, no parecen haber secuelas físicas.- Lo anoto en su libreta.— Es cuestión de esperar al momento en el que duerma.

— Eso quiere decir que está lista.

— Así es.- Sonrió tensa viendo al padre aferrarse a su única hija.— Shota, ¿están seguros de esto?

— Por el momento, nuestra última opción. No estoy muy de acuerdo, pero necesitamos más información.

— Es muy joven...

— Lose...pero si dices que está lista, es por qué lo está.- Miro con empatía la inseguridad de su rostro, el sabía que ella se estaba viendo reflejada en ella y eso le traería recuerdos muy oscuros.— Oi, ¿Teru que cenaremos hoy?

— No lo se...¿sopa?- Mascullo tras parpadear varias veces saliendo de su cabeza dejando ver a shota que había dejado de pensar en el pasado.— ¿Que dice Eri? ¿Que es lo que desea comer?

HERO KISSESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora