HERO KISSES

18

Al despertar Rosalie se encontró con Keigo a su lado viendo su teléfono, ella se removió somnolienta llamando su atención.

- Buenos días, mi cielo.- Saludo en un susurro que removió el corazón de la mujer.

- Buenos días.- Sonrió cansada.- Te sientes mejor?

- Mucho mejor ahora que te tengo aquí.- beso su sien con dulzura y peino su cabello.

- Lamento mi reacción de ayer.- Susurro avergonzada.

Keigo le miro con una pequeña sonrisa ladeada, se recargo en uno de sus brazos para admirarla.

- Yo lo siento, no debí presionarte. Es solo que...estoy preocupado por ti. Richard me dijo que estabas mal.

- No voy a mentirte, no había dormido bien hasta que llegaste tu.- Sonrió con tristeza.- A veces cuando duermo, veo lo que ese villano le hizo a mucha gente...la mayoría de las veces yo soy la que tiene el cuchillo en las manos.

- Oye..eso no es real. No dejes que la mentalidad de un idiota arruine tu bella mentesita, mi cielo no puedes matar ni a un ratón. Eres la mujer más buena que he conocido...y por eso me enamore de ti.

Keigo se deleitó de su sonrojo y beso su nariz.

- Siempre despiertas romántico en las mañanas?

- Te gusta? Puedo empezar a serlo si así lo deseas.

Rosalie soltó una risita.

- Solo se tu mismo, después de todo. Eso me enamoro de ti.

Keigo sonrió y para sorpresa de rosalie, se lanzó a su cuerpo para abrazarla con fuerza.

- No tienes idea, de lo mucho que te amo.- Susurro en el hueco de su cuello, rosalie soltó una risita.

- Demuéstramelo con uno de tus desayunos.- Bromeó, él se alejo de ella unos segundos para mirarle con una boba sonrisa entre sus labios.

- A la orden mi señora.

Por primera vez desde que todo el caos de la guerra entre villanos en héroes comenzó, Rosalie decidió ser egoísta y olvidar todos los problemas que los rodeaban para disfrutar de su Mañana junto al hombre que amaba.

Sus ojos demostraban lo feliz que se encontraba de tenerlo cerca, brillaban con una intensidad que removió el corazón del héroe.

- Deja de mirarme así. Me haces sonrojar.- Se quejo Keigo mientras daba vuelta el omelette que le estaba preparando.

- Mirarte como?- Preguntó confundida ladeando su cabeza, Keigo soltó una risita y bajandole al fuego de la estufa se acercó a ella para tomar su rostro con una de sus manos.- Oye

- Me miras, como si fuera el mejor héroe del mundo.

- Lo eres.

Keigo sonrió con tristeza acariciando sus labios con su pulgar, nego varias veces.

- No, no lo soy.- Su mirada se oscureció preocupando a la mujer que se levantó de su lugar.

- Oye, oye. Haces lo mejor que puedes.

- Eso no es suficiente.- Susurro, apretó sus labios y se alejo de ella para volver al sartén.

- Keigo...

- Yo...mate a alguien Rosie.- No se atrevió a mirarla, apretó sus manos entorno a la espátula.- No tuve otra opción y lo mate...mis manos están manchadas de sangre.

Con pasos rápidos se acercó a él para abrazarlo por la espalda, Keigo soltó un suspiro ante su gesto y se llevó a los labios una de las manos de Rosalie dejando un caso beso.