HERO KISSES

6

Rosalie abrió sus ojos con pesar, encontrando una profunda oscuridad frente a sus ojos. Soltó un sollozo ante el intenso dolor de su cabeza, trato de relamer sus labios sintiendo una tela poroza sobre ellos.

Por unos segundos, no tenía idea de que es lo que sucedía, hasta que su mente recordó lo que realmente sucedió aquella noche.

Una mujer de cabello rubio y de ojos azules entro a la fuerza golpeando su rostro sin dudarlo siquiera, sintió un pinchazo en el cuello y pronto el intenso olor de gasolina que la noqueó por completo.

- Vaya, despertó la princesita.

Su cuerpo se estremeció ante la voz repentina y desesperada trato de ver lo que la rodeaba, pero solo noto la tela que le impedía respirar.

De un tirón le quitaron la tela de la cabeza, el aire caliente le dió la bienvenida haciéndola toser.

- Es más bonita de lo que recordaba.- Una voz alegre comento haciéndola abrir sus ojos, encontrando a un hombre enmascarado con su mano en la barbilla de manera pensativa.

- Que quieren de mi?- Susurro aterrada al ver a la chica que la llevo hacia ese lugar.

- Lealtad.

- Ni siquiera los conozco.

- Lo sabemos.- Se encogió de hombros.- Pero cierta persona si, y si queremos que el entre, debe mostrar lealtad.

-¿Por que?- Preguntó llorosa, la sangre caía por su rostro de manera escalofriante.

Unos pasos se escucharon fuera de la habitación, el enmascarado fue a abrir saludando alegremente al visitante.

- Llegas a tiempo!

- ¿Que clase de héroe sería si llego tarde cuando me solicitan?

Rosalie se estremeció ante la voz, le era desgarradoramente familiar, busco al causante con horror y cuando vio el usual color rojizo de sus alas, sintió que el estómago se revolvía, su corazón se retorció bajo su pecho logrando hacer que pierda el aliento.

Era Keigo.

Aquellos ojos dorados que ella extrañaba ver por las tardes, la miraron con desdén desde el umbral de la puerta. No hubo reacción de su parte, se mantuvo neutro ante su presencia en aquella habitación.

Rosalie apretó los dientes, mordiendo la mordaza que cubría sus labios viendo con suma molestia al hombre que ladeó la cabeza.

- La última vez que hablamos, me preguntaste que podrías hacer para que confiaramos en ti.- Apunto con entusiasmo a Rosalie que miraba el suelo llena de rabia y suma traición.- Aquí está la respuesta.

- ¿Que quieres que haga?

- Mátala.

Las alas del héroe se tensaron ante sus palabras, pero su rostro se mostró impasible. Rosalie no pudo evitar llorar ante la situación, y sollozo cuando lo escucho decir.

- ¿Eso me asegura un lugar dentro de su liga?

- Así es.- El hombre chasqueo los dedos con emoción.- Pero, ¿eres capaz de matar a tu amiguita para lograrlo? ¿Sabes? Tu ayuda es realmente necesaria, sin embargo, no podemos confiarnos tan fácilmente de ti, después de todo no dejas de ser un héroe.

- ¡Eres realmente lista Toga! !Al matarla,! él deja de ser un héroe!

Rosalie sollozo al ver que Keigo se acercaba a ella a pasos lentos, su rostro daba miedo no había brillo en sus ojos dorados.

¿En verdad era ese el hombre que le hizo feliz por un tiempo?

Había Sido tan crédula, tan ingenua.