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El señor Park aprovechó para ponerse de pie y estirarse un poco

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El señor Park aprovechó para ponerse de pie y estirarse un poco.

—Uhh, hoy ha sido un día ocupado... ¿No tienen hambre? —preguntó mientras se acercaba a echar un vistazó a través de la ventana cerca a su escritorio —Espero que sí porque pedí delivery.

—Tengo una duda, señor Park... —Ten tomó la palabra mientras se retiraba sus zapatillas negras y también la chaqueta del uniforme con mucha libertad —Ahora que somos dos en el club, ¿Cómo nos dividiremos las actividades?

—Buena pregunta. He pensado en que sería buena idea si ustedes logran acordar un día para reunirse y entonces podrías explicarle a Taeyong el proceso del periódico. ¿Qué dices?

Taeyong y Ten movieron sus cabezas lentamente en dirección hacia el otro y cuando sus miradas se encontraron entonces vieron hacia otro lado rápidamente.

—Mejor comencemos con la actividad de hoy por ahora —sugirió el tailandés y empezaron a trabajar.

Mientras la comida llegaba, se dispusieron a ordenar las notas que Ten había encontrado en el buzón y así comenzaron a discutir lo que habían recibido. El pelinegro leía y debatía opiniones con el profesor mientras el castaño se encargaba de catalogar las notas según el nivel de atención que requerían, de esa manera, también iba tomando nota de los acuerdos a los que llegaban para darle solución al problema e iba respondiendo los mensajes de sus clientes en su teléfono negro como podía. Más tarde, el profesor recibió la comida y la repartió de manera equitativa.

—Bien, entonces continúa... —indicó Park y sorbió su té helado para seguir manipulando su computadora.

—Nota número veintidós: “La escuela debería ofrecer más carne en la cafetería o pronto me saldrán salchichas por las orejas y me crecerán alas de pollo” —Ten terminó de leer y soltó una pequeña risa casi inaudible. Movió la cabeza de lado a lado y entregó la hoja a Taeyong, quien la puso junto con las notas “No importantes”. El señor Park negó también entre risas —Nota número veintitrés: “El colegio debería hacer algo para descubrir el origen del insoportable olor a cigarro que se esparce por el aire durante las horas del recreo o al final de las clases”.

—Sí, de hecho con respecto a eso ya lo hablé con los directivos... —el mayor contestó sacudiendo su dedo índice a la altura del rostro —Dicen que puede provenir de la parte trasera del edificio donde están los baños fuera de servicio. No es un secreto que últimamente los jovenes se están volviendo locos con eso de los cigarrillos electrónicos, vaporizadores y demás...

—¿Entonces...? —Taeyong dejó de escribir para recibir la nota que el pelinegro extendía hacia él.

—Ponla con las que están en proceso —indicó Park y miró los diferentes documentos sobre la mesa —¿Cuántas más faltan?

—Esta es la última parece —dijo Ten y leyó —Nota número veinticuatro: “Oí hablar sobre casos prostitución en mi entorno”.

—¿Qué? —el señor Park elevó lentamente la mirada hacia  Ten mientras fruncía su entrecejo.

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