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—Por favor toma asiento

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—Por favor toma asiento. ¿Quieres algo de tomar para refrescarte? Hoy ha sido un día caluroso...

Yerim se retiró sus zapatos negros y continuó hacia la gran cama matrimonial de sábanas blancas. La habitación tenía decoraciones de animal print, luces rojas, un mini bar y un pequeño jacuzzi iluminado y burbujeante.

—Sabe que no tengo permitido consumir alcohol —respondió ella.

—Por eso te compré tu bebida favorita...

La rubia lo vió acercarse al mini bar y preparar dos bebidas en copas de cristal, entonces pasó saliva con dificultad. Estaba asqueada desde aquel momento y ni siquiera le había dado un sólo beso en la mejilla aún... Sólo quería que las horas pasaran lo más rápido posible para poder cobrar su dinero y largarse de ese lugar.

—Soda de cereza para la mujer más bella de Seúl... —el hombre le entregó su copa de cristal con un líquido rojizo para así brindar y entonces comenzar a beber.

—¿Puedo fumar un poco?

—Claro que sí. Sabes que me encanta... Te hace ver cómo una chica mala —contestó el hombre y dejó su bebida sobre una mesita de cristal para entonces abrir el primer compartimentos de la misma.

Yerim le dió poca importancia a lo que el tipo hacía y tomó su mochila para sacar su vaper saborizado y comenzar a dar caladas lentas, hasta que lo vió lanzar un par de prendas de vestir a la cama y entonces así logró obtener su atención.

El mayor dibujó una sonrisa de lado a lado mientras detallaba el disfraz sobre la cama y después miró a la rubia.

—¿Qué te parece?

—¿Un disfraz de gata... negra?

Un par de orejas puntiagudas, un choker negro con anillo de acero, medias cortas, una esponjosa y larga cola y una prenda transparente que apenas y cubriría su cuerpo de pechos a caderas. Yerim parpadeó en silencio dejando ir el humo con aroma a fresas.

—Quiero que lo uses hoy... ¿Qué fue la última vez?

—No recuerdo, hace tiempo no nos veíamos.

—No importa —el tipo negó ansioso y se inclinó hacia la chica —Ve a cambiarte. Quiero esperarte e imaginar como se te verá para que luego me sorprendas.

Yerim notó los ojos oscuros del mayor y sintió escalofrios, pese a ello, sonrió como pudo y entonces tomó las prendas para irse al bonito cuarto de baño y cambiarse. Se miró al espejo con el pecho acelerado, diciéndose a sí misma que no iba a ser capaz de soportar lo que se venía, pues no se podía sacar la imágen de su novio de la cabeza y también su teléfono comenzaba a vibrar recibiendo los mensajes del estadounidense, quien inocentemente la interrogaba sobre dónde estaba.

KAKAO TALK

“Tienes un nuevo mensaje”

友人 extracurricular › taetenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora