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La familia comenzó a cenar en silencio demostrando los modales que tenían en la mesa y alejados de aparatos electrónicos, pues la señora Lee los tenía prohibidos en la mesa

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La familia comenzó a cenar en silencio demostrando los modales que tenían en la mesa y alejados de aparatos electrónicos, pues la señora Lee los tenía prohibidos en la mesa. El comedor era de porcelanato blanco y vidrio, contaba con seis sillas y rosas blancas como centro de mesa; sobre el mismo, un gran candelabro dorado iluminaba el lugar.

—Entonces... ¿Cómo ha estado todo, hijo? —el señor Lee rompió el silencio tras pasar bocado —Hemos estado ocupados últimamente. El lanzamiento de una nueva colección se aproxima y tenemos mucho trabajo por hacer.

—Todo ha estado bien, papá —contestó Ten tras sorber su té helado —Las clases van bien y el club también, un nuevo compañero se unió.

El mayor asintió atento y continuó comiendo.

—Te has estado levantando temprano, ¿eh? ¿Cómo lo ha logrado, señor Ten Lee?

Ten soltó una risita viendo a su padre.

—... Dejó a medias uno de los últimos libros que le dejé —la señora Lee se unió a la conversación y tomó una servilleta para limpiarse los labios a pequeños toques —Aún así vas consintiéndolo y hablándole con mimos toda la noche...

El señor Lee arqueó las cejas y miró a su esposa.

—¿Cuál fue?

—“Good morning me” —respondió la mujer con voz firme y pronunciación impecable —Habla sobre el estilo de vida de los empresarios exitosos. Ninguna persona con vida decente duerme hasta tarde, ¿Por qué te sorprende que Ten se levante temprano? Es lo mínimo que debe hacer.

—Ese es un buen libro. Deberá terminar de leerlo —afirmó el hombre —Aunque creo que Ten ha entendido el propósito y sentido del libro a la perfección. Está haciendo un esfuerzo, Heejin, lo aplicó de inmediato...

La mujer relajó su postura y asintió levemente mostrando un poco de empatía, pese a ello continuó haciendo miles de preguntas lo cual únicamente logró poner más ansioso e inquieto a su hijo.

—¿Y tus medicamentos? ¿Los has estado tomando como se debe? Espero que no los hayas estado tirando otra vez...

—Heejin —interrumpió Jinwook —Ten aprende rápido de sus errores. Estoy más que seguro que se ha estado portando muy bien... Déjalo cenar en paz.

La mujer soltó un profundo suspiro y rodó los ojos.

—¿Cuándo dejarás de celebrarle cada cosa que hace y minimizar todo?

Fue entonces en aquel momento de silencio que se dieron cuenta que Ten golpeaba la mesa con su mano izquierda de manera repetitiva: tenía una uña enterrada en la comisura de la uña de su dedo pulgar con tantas fuerza que se había provocado un sangrado.

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