서른 넷 (TREINTA Y CUATRO)

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MIERCOLES, 4:28 PM

A LAS FUERAS DE LA CIUDAD DE BANGKOK, TAILANDIA

Solo faltaban 2 minutos para que se llevara a cabo el encuentro entre Amanda y Wang, todos estaban a la expectativa de que es lo que ocurriría.

A lo lejos cerca de la mansión donde se alojaba Wang, un jeep se acercaba a máxima velocidad alertando a los guardias que custodiaban la gran casa. Wang por su lado sonrió perversamente después de que uno de sus hombres le avisara que es lo que ocurría. 

Se levantó del sillón de cuero blanco y tomando el vaso de whisky que tenía en la mesa se lo tomo de un trago y salió hasta el porche de su casa.

Le hizo una señal a uno de sus hombres y le pidió que buscara a su invitado. Este con un asentimiento de cabeza se retiró para hacer lo que le ordeno su jefe. De pronto el jeep que se acercaba se aparcó de manera brusca haciendo que las llantas de este derraparan en la tierra. De aquel vehículo bajaron tres personas; dos hombres y una mujer. 

Amanda venia vestida con unos jeans negros ajustados, botas estilo militar del mismo color y una franela de color blanco que venía encajada en el jean, en su muslo había un pequeño guardameta para su arma mientras sus acompañantes venían completamente de negro.

Sus expresiones; una derrochaba pura diversión y perversidad. Por el lado de la fémina era todo lo contrario, expresiones serias y amargas.

- Querida Amanda, al fin puedo conocerte en persona. Debo admitir que te ves mucho más hermosa en carne y hueso que en una fotografía –

- Déjate de juegos Wang. Ya me tienes aquí y eso es lo que querías ¿no? – le dijo despectivamente mientras lo veía con cara de pocos amigos.

- Uy, calma preciosa. No hay que ser agresiva, bájale dos tonos a tu humor. Hmm... Por lo que veo viniste acompañada – miro a sus dos acompañantes que no hacían más que estar en su lugar mientras mantenía un semblante imperturbable.

- No te interesa si vine o no acompañada, lo único que quieres está aquí y nada más –

- Está bien no le demos más rodeos al asunto, Si tanta prisa tienes - con una señal el hombre al que había ordenado buscar a su invitado apareció junto al pelinegro que venía esposado desde atrás y con una pistola apuntándole la cabeza.

Los tres apretaron sus manos y mandíbulas al ver la condición de su amigo y pareja hasta el punto de que los nudillos se tornaban blancos por la fuerza ejercida.

- ¡Eres un desgraciado! – exclamo enojada al ver a su pareja en ese estado.

- No te lo niego, me da gracia el estado en el que te encuentras; toda desesperada y aterrada de no saber que es lo que pasara. sin embargo, me vale una mierda todo lo que llegues a decir de mi, en tal caso ya he recibido peores insultos, así que ahorrémonos la parloteadera y acabemos con esto de una vez – detrás de su pantalón caso un arma y apunto a la cabeza del peligro que mantenía su cabeza baja.

- ¡¡¡NO!!!, ¡¿qué es lo que quieres?! No te basta con tenerme aquí, que tienes que herir a las personas que amo – gesticulo dejándose llevar por la ira y la impotencia de no poder hacer nada.

Por el momento...

- Jamás se es suficiente con lo que uno tiene querida Amanda. Siempre hay que ir por mas, sin importar a quienes tienes que quitar del camino para lograrlo y en estos momentos ustedes son ese estorbo y debo eliminarlo – mantuvo su mirada fija en la pelinegra mientras seguía apuntando a Jeon.

- ¿Es que acaso tú no tienes sentimientos?. Eres de lo peor, un monstruo, en toda mi vida profesional he conocido a tipos como tú, pero eres la peor escoria que puede respirar en este mundo – dio un paso adelante y de inmediato los guardias de Wang la apuntaron con semiautomáticas.

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