Capítulo 1:

649 63 22
                                    

«Un nuevo comienzo»

Ondeé por última vez mi mano, antes de entrar con prisa por la fila de abordaje, pues sentía como poco a poco me estaba acobardando de mi reciente decisión. Y no cabe duda de que, despedirme, especialmente de mi hermanita, ha sido lo más doloroso que he hecho; Siguiendo las indicaciones de la azafata, aprisa busqué el que era mi asiento. Notando que ya había alguien sentado alado de la ventanilla. Pero, aunque hice de todo por contenerme, no pasó mucho para que la bomba de emociones explotara y me hiciera llorar silenciosamente en mi asiento. Llamando la atención de los que pasaban o de los que se encontraban cerca. Pero, por suerte, ninguno fue capaz de preguntarme algo. O bueno, al menos eso yo creía. Pues hubo una chica que sí lo hizo.

—¿Te encuentras bien? —murmuró la chica que se encontraba sentada a mi lado. Por lo que aprisa limpié las lágrimas de mis mejillas. —Si quieres puedo cambiarte el lugar, aunque sea por un momento. Digo, es que... te veo incómoda. Debido a que... veo que no puedes llorar libremente tal como parece que deseas, debido a que te están viendo. Así que... si gustas, te puedo cambiar mi asiento para que te recargues contra la ventanilla. Así puedes desahogarte con más tranquilidad, sin temor a que te vean. Por mí no hay problema.

—Perdóname. Yo no... quería molestarte...

—No, para nada. Como te expliqué, lo hago pensando en ti —le sonreí ligeramente.

—Gracias. Pero... no podemos hacer eso, ¿O sí?

—Creo que no. Pero solo será por un momento. Ya ahorita que estés mejor, cambiamos nuevamente el lugar —tras agradecerle de nuevo, asentí. A lo que ambas cambiamos de forma rápida de asientos. Antes de que fuéramos vistas por una azafata. —Toma —me tendió un pañuelo que había sacado de su pequeño bolso.

—Gra... gracias... —después de esa breve charla, yo me recargué contra la ventanilla. En donde me dispuse a ver lo nublado que se miraba el cielo, pese a que recién comenzaba a amanecer. Había estado llorando ya por un largo rato, debido a que todo me tenía mal. Estaba abrumada, sobre todo por tener que abandonar a mi familia, para ir a un nuevo sitio desconocido, en donde ni siquiera sabía por dónde o cómo comenzar. Pero ahora, tras esta abrupta interrupción a mi tristeza, pese a que aún sentía mucha nostalgia, ya no sentía las mismas ganas de llorar. Al menos no por el momento. Por lo que, tras unos veinte minutos aproximadamente, en donde no hice más que mirar el cielo, intentando alejar la tristeza que aun vagamente sentía, solté un suspiro, antes de volver a encarar a aquella chica que me había ofrecido amablemente su lugar. —Yo... ya estoy bien. Te lo agradezco. Si gustas, ya podemos cambiar de asientos.

—¿Segura?

—Sí. Gracias —tras brindarme una cálida sonrisa, volvimos a cambiar los lugares. Y una vez acomodadas como antes, ella me tendió una mano a modo de saludo.

—Por cierto, soy Diana Moon. Mucho gusto —estreché su mano.

—Encantada. Serena.

—¡Qué bello nombre!

—Gracias —en ese momento, se sintió una ligera turbulencia. Lo que me hizo soltar rápidamente su mano, para agarrarme a los brazos de mi sillón.

—Tranquila. Es solo una ligera turbulencia. ¿Estás bien?

—Yo... sí, sí. Lo siento. Es que.... no estoy acostumbrada.

—¿Es la primera vez que viajas en avión?

—No realmente... —de inmediato recordé la vez que viajamos con Darien a Las Vegas. En el primer vuelo todo había sido tranquilo, pero al volver, hubo ligeras turbulencias, con las cuales, tanto mi hermana como yo nos asustamos un poco, pero él, como siempre, estuvo ahí para calmarnos y asegurarnos de que todo estaba bien. Protegiéndonos a ambas entre sus brazos; Parpadeé aprisa, y alejé de mi mente esos recuerdos, cuando sentí como un nudo se comenzaba a querer formar en mi garganta. —Pero, creo que aún no me acostumbro —murmuré retomando la conversación.

ATRAPADA POR EL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora