ATRAPADA POR EL AMOR

Capítulo 16:

«Ya no tengo miedo» 

Hubo una vez, en que creí que este momento tan único jamás se volvería a repetir. Hubo momentos en que pensé que lo nuestro tristemente había llegado a su fin. Pero, aun pese a la negatividad que me rodeaba, no hubo día en que no añorara su presencia. Porque algo dentro de mí, siempre supo que el amor que me demostró fue sincero. Tal vez al principio fue algo que inconscientemente hacía con un descabellado fin, pero desde aquella tarde en que me rescató de un posible accidente, o cuando hizo lo posible por conseguirme un doctor con urgencia la vez que entré al hospital por apendicitis, o cuando hacía cualquier mínima cosa con tal de verme feliz, siempre me hacía amarlo mucho más, pese a todo el fango de mentiras y engaños que hubo a nuestro alrededor. Porque sin necesidad de palabras, con sus actos, o simplemente con solo sus besos y caricias, él me regalaba el cielo. Tal como lo hace ahora mismo.   

—Te amo... —lo escucho susurrar contra mi oído. —Los amo a los dos... —sus palabras me enternecen. Me hinchan el corazón con absoluta felicidad. Pese a que siento que seguimos siendo los mismos que nos enamoramos de manera absoluta, en un entorno tan sofocante, también siento que muchas cosas han cambiado. Fuera de que nos estamos esforzando por mejorar y dejar de lado nuestros feos hábitos, siento que hemos madurado a pasos agigantados. Y tal vez nuestro bebé tenga parte de culpa en eso. Tal vez sea ese pequeño el que nos esté terminando de unir. Lo que me hace pensar que realmente es una bendición que Neherenia nos envió para afianzar nuestro amor.

—Yo también te amo... —le susurro de vuelta, sintiendo como las lágrimas de dicha y felicidad recorren mis sienes. Amando como él me consuela con más besos y caricias tiernas. Adorando la dulzura con la que nos trata mientras hacemos el amor una vez más. Mientras yo no solo le entrego mi corazón y mi cuerpo, sino mi vida entera; Porque ya no tengo dudas. Ya no tengo miedo. Ahora confío ciegamente en él, y sé que solo él puede amarnos y cuidarnos de esta forma tan especial. Así que, sintiéndome segura, dejando mis miedos y dudas, pero, sobre todo, dejando nuestro pasado atrás, me entrego a él sin restricciones. Me dejo llevar no solo por el vigor de su cuerpo que se estremece de placer sobre mí. Sino por la dulzura de su corazón que me ama de modo incondicional como lo hace el mío.

—Espero que jamás te canses o te aburras de este monstruo insaciable en el que me convierto cuando estoy contigo —susurra jadeante contra mi cuello, provocándome cosquillas y haciéndome reír.

—Jamás me aburriré de ti. Te lo prometo —lo escucho soltar un suspiro satisfecho. Pero es en ese momento cuando su celular vuelve a escucharse. El sonido es amortiguado por la tela de sus pantalones, que están botados en alguna parte de la habitación.

—¡Maldita sea...! —lo escucho gruñir. Lo que provoca que yo vuelva a reír.

—Ve a responder. Debe ser algo importante, para que te estén llamando con tanta frecuencia —suspira de nuevo dándome un casto beso a mis labios.

—Juro que mataré a ese amigo mío si no es importante —maldice, saliéndose de mí con cuidado, antes de darme otro corto beso, separándose de mi cuerpo y caminando desnudo por la habitación, buscando el pantalón. Encontrándolo poco después, sacando el móvil y respondiendo con seriedad. —¿Qué pasó? —no escucho lo que le dicen, porque se encamina al cuarto de baño. Pero cuando escucho que suelta una exclamación sorprendida, es cuando algo intrigada y asustada, me enderezo y recargo la espalda contra el cabezal de la cama. Cubriendo mi desnudez con las sábanas. Esperando a que él vuelva. Lo cual lo hace a los pocos minutos. Pero su rostro me deja ver de inmediato que algo anda mal. Y aunque lo veo con la intención de fingir una sonrisa tranquilizadora, mientras vuelve con una pequeña toalla en las manos, seguramente para limpiarme como ya lo ha hecho, yo lo intercepto y lo interrumpo antes de que quiera colarse debajo de la sábana.