ATRAPADA POR EL AMOR

Capítulo 20:

«Tendrás que aceptarlo»

DARIEN:

—¿Andrew está contigo?

—Si. No se ha separado de mí ni un poco. No te preocupes.

—¡Cuidaré bien de él, Serena! Te lo prometo —murmuró mi amigo en voz alta, para darle tranquilidad a mi nerviosa esposa, a quien escuché soltar un suspiro.

—Agradéceselo de mi parte por favor —susurró cabizbaja.

—Lo haré, amor. Pero recuerda que tú no debes de alterarte ni mucho menos estar nerviosa. Eso no les hace bien ni al bebé ni a ti —la escuché soltar un pequeño sollozo.

—Lo sé. Lo siento... Pero es inevitable que no me preocupe por ti. Incluso no sabes cuánto lamento que tengas que estar ahí, cuando yo soy la que debería... —la interrumpí.

—Ni siquiera lo menciones.

—Pero es mi hermana, Darien... Ambas son mis hermanas. Y el rencor que Mina tiene es conmigo... —escucharla sollozar me oprimía el corazón.

—Preciosa, escúchame. Entiendo tu molestia. Entiendo tu angustia. Y entiendo lo que quieres decir. Pero no olvides que yo fui quien ocasionó que Mina te tuviera más rencor del que ya te tenía. Si yo no hubiera intentado conquistarte, ella simplemente se hubiese olvidado de mí. Pero yo provoqué que todo esto se saliera de control. Así que deja de martirizarte con esos pensamientos que no les hace para nada bien. Te amo por tu enorme bondad, y por muchas cosas más. Pero eres mi calma. Lo sabes. Y si sé que estás mal, yo también lo estaré —la escuché soltar una profunda exhalación, tratando de calmarse.

—Has... ¿Has hablado con tu padre? —murmuró hipando y cambiando de tema. Haciendo un gran esfuerzo para conseguir lo que yo le pedía.

—Si. Él está al tanto también. No estaré solo, ni cometeré locuras. Tengo personitas que desean que vuelva.

—¿Me lo prometes? —sonreí.

—Te lo prometo. Recuperaré a la princesa sin un rasguño, porque lo haré con cuidado —tras unos largos minutos después, en donde me esforcé por dejarla tranquila, por fin colgué, soltando una pesada exhalación.

—Es inevitable que no se sienta nerviosa con todo esto.

—Lo sé. Y me inquieta no poder estar cerca de ella, pero debo hacerlo —tragué saliva. —Por suerte yo estaba ahí cuando Mina llamó, porque conozco a Serena, y no quiero ni imaginar lo que hubiera estado dispuesta a hacer. Te juro que jamás me perdonaría que les llegara a pasar algo. Más cuando puedo evitarlo. Antes agradezco a Mich, a la señora Luna y a su hija porque pueden estar ahí para ella, ahorita que yo estoy lejos —apretó mi hombro.

—Ella está en buenas manos. Tú tranquilo.

—Gracias. Por cierto, ¿Ya están todos listos para actuar?

—Sí. Está listo y preparado todo mundo —suspiró. —¿Sabes? Aún me es difícil de creer como fue capaz de pedirte descaradamente que se vieran ahí, en un lugar tan público. Si tú me lo pides, fácilmente puedo mandar a seguridad para que la arresten, sin tener que arriesgar tu integridad.

—Me citó en ese lugar, porque se siente muy segura de sí misma. Lo hace por nostalgia. Ya sabes —rodó los ojos. —Cree que me voy a dejar engatusar de nuevo. Lo cual por supuesto no va a suceder. En cuanto a lo otro, yo sé que podemos evitar este encuentro, pero no sabemos en qué condiciones tiene a Rini. Así que no hay que confiarnos. La seguridad de la princesa debe ser la prioridad de todos.

—¡Olvídalo! Serena me mataría por faltar a mi palabra. Ya verás que no habrá necesidad de tener que escoger entre uno y otro —continuamos el recorrido del auto hacia el Elysion. Sintiendo que entre más cerca estábamos, más nervioso me ponía. Pero justo cuando llegábamos y bajábamos del auto, fue cuando el teléfono de Serena, (el cual me había traído por causas obvias) sonó. A lo que de inmediato respondí.