ATRAPADA POR EL AMOR

Capítulo 9:

«De vuelta en el juego»

(Este capítulo tiene los tiempos desfasados, así que cuidado, no se vayan a confundir)

***Kansas***

Resonando fuerte los tacones que llevaba, caminando con ese andar tan clásico y elegante en mí, y arrancando miradas y suspiros por donde pasaba, fue como llegué, a ese despacho en donde no hace mucho estuve. ¿Cuánto no quise antes trabajar aquí? Fue mi sueño por mucho tiempo. Mi proyecto a futuro. Creí que sería difícil trabajar aquí, pero jamás creí que, ser una de las abogadas de mayor prestigio, me sería tan fácil, luego de conocer al idiota que se enamoró de mí en un instante. Que para mí mero beneficio, era nada más y nada menos que el hijo mayor, del dueño de tan prestigiado lugar. Y aunque estar con él por tanto tiempo fue una absoluta pérdida de tiempo, también acepto que fueron muchos los beneficios que obtuve de ello.

—Mi marido me espera en su oficina —murmuré sin saludar, guardando mis gafas de sol en mi bolso, consciente de cuánto me ha odiado esa mujer que emplea en este edificio como una simple secretaria.

—Adelante. El señor Kou la espera —me respondió con una sonrisa fingida. Alardeando que dentro de poco ya solo sería el señor Kou para mí. A lo que, sin agradecer, continué caminando, escuchando esos breves murmullos de odio, tanto de ella como de la otra secretaria, los cuales, en vez de molestarme, me causaron gracia. No dejando que cualquier comentario o mirada de odio afectara mi buen ánimo en este momento. Ya que, casi podía saborear los beneficios muchos que me dejaría ese estúpido divorcio. Y estaré gratamente agradecida por lo que me tendrá que tocar por haber aguantado tanto a ese idiota. Que no me sirvió de nada. Ni siquiera en la cama. Lo único útil que tenía para ofrecerme era el estatus que su apellido me daba. Por lo que tanto luché. Pero ya ni eso me hacía falta. 

—¡Hola a todos! —saludé descaradamente, con una sonrisa radiante cuando llegué a la oficina del que hasta hoy sería mi esposo, mirando como los aquí presentes, me miraban con molestia. Entre ellos mi querido y futuro exsuegro.

—Llegas tarde —me reclamó mi próximo exmarido, mientras yo me sentaba con indiferencia delante de ellos.

—Ah sí. Hay un tráfico terrible —mentí. Y tras cruzar las piernas y acomodar mi cabello hacia un lado, los miré. —¿Podemos comenzar? Tengo prisa —mi suegro, me tendió una carpeta.

—Revísalo —con una sonrisa, tomé la carpeta, y tras abrirla comencé a leer cada cosa que estipulaba nuestro divorcio. Pero, conforme más avanzaba, mi sonrisa se borraba. Pues había un punto el cual no terminó de gustarme.

—Aquí hay un error.

—¿Cuál?

—Aquí dice que nos casamos por bienes separados. Yo claramente recuerdo haber revisado este papel antes de casarme, y decía todo lo contrario —el infeliz de Taiki Kou sonrió.

—Sí. Eso es lo que tú y mi hijo leyeron antes de presentarse ante el juez. Pero éste mismo, es buen amigo mío, así que como quería prevenir una desgracia, actué por precaución. Ya que, algo en ti, siempre me dio muy mala espina —molesta me puse de pie, dejando caer mis manos contra el escritorio.

—¡Esto es un engaño!

—Puede ser, querida. Pero como comprenderás, debía proteger a toda costa la integridad, y economía, no solo de mi hijo, sino de mi bufete.

—¡Eres un infeliz, Taiki Kou! —miré a Yaten. Quien no solo me miraba resentido, sino que también me miraba cabizbajo. ¡Idiota! —¿Cómo fuiste capaz de permitir esto?

—Ya lo dijo mi padre. Yo no estaba enterado de sus actos. Hasta hace un rato lo supe. Pero ahora que está pasando esto, no sabes lo agradecido que estoy con él. Porque yo por idiota, estuve tan enamorado de ti, que no pude ver quién eras realmente —tomé la carpeta con los papeles y los comencé a rasgar frente a sus ojos.