Capítulo 15:

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«Donde tú estés»

DARIEN:

Encontrarme en tal predicamento, claramente no era algo que tenía planeado, y menos después de los días insufribles que he padecido. Ahora mismo no me mortifica que los asuntos importantes del hotel aún no quedan resueltos. Solo me preocupa todo lo que ella esté pensando; Cuando me tuve que ir, me sentí impotente porque tuve que apartarme de su lado, aunque no quisiera. Solo había esperado a que la dieran de alta, para dejarla de vuelta en el apartamento, para así poder irme. Mich había vuelto antes que yo, debido a su dichosa pasarela. Pero estando allá no dejó de decirme que cuando me fuera le avisara, pues quería volver conmigo para conocerla. Pero por más que yo le decía que me diera tiempo para contarle a Serena de ella, insistía en conocer a su Julieta. Por lo que ante su dura insistencia terminé regresando aprisa y sin despedirme a propósito. Aunque no había sido tanto por eso, sino porque, aunque sabía que Andrew cumpliría su palabra de cuidar a mi novia mientras yo no estaba, no dejaba de sentirme intranquilo. Menos cuando sabía que ella y yo aún teníamos inconclusa una conversación. Y mucho más porque sentía un cargo enorme de conciencia porque ni siquiera me había despedido, ya que pretendía volver lo antes posible. Pero no pude zafarme tan fácilmente como quería. Y cuando pude, hastiado, pero con mil ganas de verla, ¿Ella qué hace? Se duerme, pese a que le había mandado a decir que iría a cenar con ella más que nada porque quería verla pronto, debido a lo mucho que ya la extrañaba. ¡Pero ella se hizo la indignada y se durmió! Así que, solo me quedó conformarme con verla dormir, para después dormir incómodamente en ese sofá pequeño que había en su sala. Pero unas horas después, no estaba ni despierto todavía, cuando me llamó mi padre para decirme que teníamos video conferencia de accionistas. Así que de nuevo tuve que recurrir a Andrew para que la acompañara en mi lugar, mientras yo volvía a regañadientes al hotel. Pero como dije, no estaba preparado para esto. Así que, todavía no sabía cómo reaccionar ante el actuar impulsivo y visiblemente celoso de mi mujer. A quién había apaciguado un poco al ponerla en evidente vergüenza. Algo que hice sin pensar, con la mera intención de demostrarle que no mentía. Pero que ahora me arrepiento porque ella se siente tan avergonzada que todavía no puede ni mirarme a la cara, mientras yo charlo por teléfono con Andrew. 

—¿Le explicaste?

—¡Sí! Te lo juro que sí lo hice. Pero ella aun así insistió en que quería verte y darte una sorpresa. No sabía qué hacer. Pero me imaginé que te hubieras molestado más si yo le hubiese negado lo que pedía ¿No? —resoplé. Mirando como ella jugueteaba con sus dedos, mientras miraba hacia el balcón de mi recámara.

—Por supuesto. Lo sabes —rio.

—¿Te causó problemas? —sonreí sin poder evitarlo.

—La verdad no. Después te cuento. Por ahora quiero que te ocupes de decirle a Saori que no estaré disponible. No quiero que me molesten el resto de la tarde. Así que, si hay algo que sea realmente urgente, que te lo diga a ti. Y tú te ocupas de clasificar si es importante o no.

—Entendido. ¿Algo más? Si no me ocupas, iré a ver otros asuntos.

—No. Eso sería todo. Gracias —una vez que colgué, guardé el teléfono en el bolsillo, antes de hablarle a ella. —¿Serena? —la vi dar un brinquito ante el sonido abrupto de mi voz, antes de girarse a verme con el color rojizo aún impregnado en sus mejillas. —Iré por agua. ¿Quieres algo? —negó con un gesto de su cabeza. Así que fui a la nevera, y tomé una botella de agua y otra de jugo para llevársela, pese a que me había dicho que no quería nada, y volví de inmediato a la habitación. Encontrándola de pie en el balcón. Mirando hacia abajo. Por lo que, sin poderme resistir a la majestuosa imagen que me brindaba, me acerqué hasta estar detrás de ella. —Traje un jugo para ti. ¿Quieres? —me gustó ver cómo se estremeció ante mi cercanía.

ATRAPADA POR EL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora