8.- Segunda prueba: El engorde (1era parte)

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Una vez más, desperté con la cabeza dándome vueltas tratando de procesar aquel reencuentro con equellos rostros que se me hacían familiares. A continuación, pude presenciar a 3 personas que me estaban observando y a su vez, tratando de consolarme. Parecían buena gente; sin embargo, tampoco conocía a estás personas. Con la poca conciencia propia que iba recuperando de poco a poco, empecé a realizar pequeñas preguntas sobre quiénes eran y en dónde me encontraba.

????: -Tranquila mi niña. Aquí estarás bien. ¿Qué tal estuvo tu descanso?

Shinder: -Ammm....creo que bien. De momento, la cabeza me da un poco de vueltas.

????: -Ya veo. Toma esta píldora. Dentro de poco, te sentirás bien. Cuándo estés lista, sólo baja por este acceso. Ahí encontras las escaleras.

En cuánto ella me dió la píldora, otra persona me daba a beber un baso de agua.

La tercera persona me hacía caricias por la espalda en señal de calma.

????: -Una ves que hayas bajado, nuestro Señor la estará esperando. Por cierto, yo me llamo Aika, la señorita de tu derecha se llama Tiana y la que está detrás tuyo se llama Kiara. Nosotras somos las asistentes principales de nuestro Señor.

Shinder: 😯😯😯
Shinder: -Okey....amm....un gusto conocerlas 🤔😯. Yo me llamo.....Shi.....🤔🤔
Shinder (pensando en su mente): ¡Rayos! Porque no me acuerdo de mi nombre 🥺.

Aika: -Tranquila querida. Tómalo con calma. Seguro que luego recobraras la memoria.

En ese momento, las tres asistentes se retiraron del cuarto y se dirigieron a dónde se encontraba su Señor.

Señor: -¡Informe de situación Aika!

Aika: -La chica se encontraba confusa, Señor. Aún no logra recordar su nombre, pero parecía que la anestesia previa que le colocó el muchacho anterior, está por terminar su efecto. La chica comenzaba a mostrar signos de recuperación de conciencia propia.

Señor: -Ya veo 🤔🤔😬. ¿Le proporcionaste la píldora que te dí?

Aika: -¡Si, señor!

Señor: -¡Muy bien! Esa píldora no sólo le ayudará a su dolor de cabeza; sino que también nos beneficiará a nosotros, porque extenderá un poco más el tiempo de sumisión para someterla a un engorde adecuado.

Señor: -En cuánto ella se presente aquí, empezaré a darle de comer; primero con estímulos positivos y cuando ya no pueda, la obligare a comer más y más.

(Mientras tanto, en la habitación):

Me sentía algo rara. La verdad no sé si era el efecto de la píldora que me dieron a beber. Por un instante, me sentía bien; ya no sentía que la cabeza me diera vueltas, pero sentía algo más que no lograba entender con certeza lo que fuese. Era como sentir que mí cuerpo y mente se volvieran dócil nuevamente.

Una vez que me volví a encontrar bajo el efecto de la píldora al 100%, me dirigí al acceso que me habían indicado previamente. Ahí se encontraba un hombre vestido con una bata de laboratorio y una que otra geringa en sus bolsillos.

Señor: -Veo que ya estás mejor.
Señor:- Ven. Acompáñame por aquí.
Señor: - He podido observar que te encuentras algo flaquilla. Tu no te preocupes. En cuanto lleguemos al cuarto especial de comida, te serviré muchos platillos.

Shinder: -....
Shinder: -De... de acuerdo.

Luego de 10 minutos, llegamos al cuarto especial en donde el hombre tenia preparado una mesa algo amplia y una que otra silla ancha con asientos que lucían cómodos.

Una historia de engorde y experimentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora