Los constantes insultos y reproches que recibía el joven stotch lo mantenían estresado y cabizbajo, y seamos sinceros, nadie sería capaz de fingir por tantos años estar feliz cuando le recuerdan de forma casi diaria el estorbo que es para todos a su alrededor.
Y estas mismas razones son las que hacen que el pequeño Leopold no quiera volver más a su casa.Intentaba distraerse con cualquier cosa que pudiera parecer atractiva a la vista,entró al centro comercial para empezar a recorrer la instalación, inspeccionando cada tienda pensando en qué podría comprar ahora.
Sus padres nunca se mostraban interesados en darle dinero para sus cosas básicas, así que encontró formas de generar dinero y así poder darse gustos más a menudo.Estuvo a punto de entrar a una de las tiendas que vió pero creyó haber visto a alguien conocido, y estaba seguro que está vez no era producto de su imaginación.
Frente a una tienda de segunda mano resaltaron unos cabellos rubios acompañados de una capucha de color naranja, era muy obvio ¿Quién más usaría un conjunto como ese? Rió para sus interiores al pensar en aquello, Kenny era identificable fuera donde fuese.— ¿Kenny?
Fue una pregunta con un tono de voz realmente suave, sabía que era él pero aún así preguntó para confirmar su identidad.
Por otro lado el sonido metálico de las monedas chocando captó toda su atención, estas parecían estar en la mano que cerró con rapidez al notar que ya no estaba solo. Su mirada de sorpresa y la risa nerviosa le hacían pensar, y es cierto que había algo raro en el rostro de aquel hombre, era algo que no podía describir ni diferenciar si era algo bueno o malo.— Hey Butters, cuánto tiempo.
— No esperaba encontrarte por aquí, ha pasado demasiado tiempo desde que no te veía
La sonrisa de Leo era brillante a la vista de cualquiera, y era aún más vistosa al lado de Kenneth, quien portaba unas horrible ojeras bajo sus claros ojos, se veía más delgado, tal vez descuidó su alimentación, tal vez no tenía que comer, si se hablaba de él, cualquier cosa podía ser posible.
Si se prestaba atención se podía notar como los ojos del mismo rubio descuidado estaban rojos, y al parecer eso le avergonzaba, evitó la mirada de Leopold e intentó acomodar su cabello, acto que no sirvió de nada por el largo que había adquirido con el tiempo.— Sí, pasaron muchas cosas... Terminar la escuela no es lo que tanto esperábamos, creo — Volvió a reír nervioso.
— Éramos muy pequeños, todos de pequeños quieren crecer rápido — intentó volver a enfocar su mirada en la contraria pero no lo logró — ¿Y qué haces por aquí? ¿Buscas algo específico?— miró la vitrina la cual contemplaba antes de la interrupción.
Era una tienda de ropa principalmente femenina, todo de un estilo veraniego, adorable e infantil. En la vitrina habían tres modelos muy lindos de vestidos, los cuales tenían un precio bastante moderado, o al menos para el bolsillo de Leo.
Al pensar en eso volteó a ver a Kenneth, quien seguía sin responderle.— Déjame adivinar ¿Problemas económicos?
— ... Sí, un poco... — suspiró y agachó la cabeza como si fuese un perro callejero.
¿Por qué se veía tan demacrado? ¿Que pasó con el brillo en esos ojos combinados con aquella risa infantil? ¿Dónde quedó la emoción? ¿Dónde quedó la felicidad?
Tristeza; no era quien tenía los problemas con el dinero, pero no podía evitar sentir tristeza. Sabía que aquel hombre nunca tuvo grandes ingresos por ningún lado, pero verlo pero que antes le hacía sentir mal.
El silencio les golpeaba el pecho a ambos, los dos con las mismas ganas de llorar, ambos tristes y avergonzados.
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Azul Mar. - Kenjorine
Fanfiction¿Me amarías sabiendo que soy un caos? ¿Incluso si estoy hecho un desastre, Leo? (Capitulos sin edición, todavía).