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Actualidad...

Me pare frente al espejo. Cada vez me veo más gordo, más deforme y ridículo. Quisiera ser como Wendy, como Bebe, o alguna de las chicas con las que asistía a clases, ellas eran tan lindas, siempre tuve celos de como se veían, siempre tan perfectas, tan amables y hermosas. Yo nunca seré como ellas. Por eso es que nadie me quiere.

Atrás de mí está la peluca rubia que lleva tantos años guardada.

No butters.
Marjorine es solo parte de tu desesperación, no eres una mujer, nunca lo serás, y punto... Pero talvez, solo talvez...

Tomé la peluca con las manos temblando, tengo miedo de sentirme bien al hacer esto ¿Que pasaría si realmente me gusta ser Marjorine? Soy un hombre, no sé supone que haga estas cosas como vestirme de mujer solo por gusto, soy un asqueroso... Pero ¿Y que tal si solo estoy confundido? Si lo hiciera podría aclarar mis pensamientos.

Puse la peluca sobre mi cabeza y me mire en el espejo. No es muy diferente al largo actual de mi pelo si lo pienso bien. Me la quité y saque de mi armario un vestido de color celeste. Me lo probé y todavía me queda bien.

Ahora que lo pienso mejor, la vez que estuve en la pijamada con las chicas fue de las pocas veces en las que me sentí incluído en algo, a pesar de que al inicio no les parecía linda o nada por el estilo terminaron siendo muy amables y comprensivas conmigo.

Son parte de los lindos recuerdos que tengo de mi infancia.
Saqué algo de maquillaje que había comprado para vestirme de Marjorine hace años. Me acerqué al espejo dudoso y abrí el labial, aplicándolo despacio sobre mis labios. Seguí maquillandome, imitando como lo hacían algunas chicas a la mitad de las clases.

Al terminar de aplicar esos productos sobre mi rostro sonreí, satisfecho con el resultado, pero no me duró mucho la sonrisa al entenderlo. Realmente me gusta esto... Mierda. ¿Que debería hacer ahora? Que pensarían mis padres... Ah, Dios.

Me miré en el espejo, realmente me gusta, pero ¿Es bueno que me guste?

Mi mente dejo de dar vueltas en el asunto cuando escuché algo caer con fuerza ¿Es el gato del vecino otra vez? Si no es eso estoy seguro de que era alguien espiando, si le llega a decir a mis padres... Preferí mejor quitarme el maquillaje y el vestido antes que ellos lleguen del trabajo.
Apenas termine de colocarme el poleron escuché golpes apresurados en la puerta. Dudo que sean mis padres, ellos tienen llaves de la casa, seguro es un pedido o algo.

Abrí la puerta algo deprimido, pero lo que encontré me subió el ánimo.

— Hey, Leo.

— ¿Kenn?

Reí al ver la rama en su pelo, me miró confundido y me acerqué a él quitando el objeto de su cabello. Se rió nervioso al darse cuenta de lo que estaba en mi mano.

— Este, venía a verte ¿Quieres salir a caminar un momento?

De un momento a otro ví el rostro de Kenny ponerse de un color rosado muy lindo, asentí y salí de la casa tomando las llaves que se encontraban colgadas en la entrada.

Caminamos en silencio hasta llegar a una plaza cercana, donde tomamos asiento en el pasto. Apenas nos sentamos noté como Kenny sacaba de su bolsillo una caja de cigarrillos.

— Ayer fui a casa de Stan.

Despegue la vista de la cajetilla y lo miré intrigado. Esperé mientras se llevaba un cigarro a la boca para encenderlo.

— A que no adivinas.

— ¿Adivinar qué?

— Llegué en el peor momento, estaba a punto de besar a Kyle y los dos me mandaron a la mierda.

Azul Mar. - KenjorineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora