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Finalmente acabé preparando pasta y para el postre budín. Mi mamá se ofreció a llevarme hasta la casa de Kenny, así que me encuentro frente la puerta de su casa. Escuché un "voy" de una voz femenina antes de que Karen me abriera la puerta, me miró con una sonrisa en los labios.

— ¡Butters!

— Hola Karen, ¿está tu madre en casa?

— Si, está en su habitación viendo el televisor.

— Vale ¿Me ayudas a llevar esto?

— ¿Que es eso?

— Es budín, para el postre. Voy a por la comida.

Karen asintió alegre entrando con el recipiente que le había entregado hace segundos atrás. Fui al auto y saqué la fuente de pasta que había preparado hace un rato.

— Avísame cuando te desocupes, cielo.

— Esta bien mamá, ahí te marco.

Me dió un beso en la frente y cerré la puerta del auto para irme a la entrada de la casa donde Karen me esperaba. Entré y la seguí hasta la cocina, dónde dejé la comida sobre un mesón. El lugar estaba... Sucio. Miré a Karen y pareció apenada.

— Esto... Kenny está afuera, si quieres-

— ¿Te parece ordenar un poco antes de llamar a todos para comer?

— Oh, claro.

Le di una sonrisa y me quité el poleron colgandolo en una silla para tomar un paño húmedo y empezar a limpiar las superficies de la cocina. Cada vez que pasaba el paño parecía que la suciedad no dejaría de salir. Estuve mucho tiempo limpiando solo la estantería y Karen estuvo barriendo todo el lugar.

Después de un rato terminamos la limpieza y se veía muchísimo mejor. Sonreí y mire a Karen quien estaba cansada ya de tanto limpiar.

— Te ganaste la comida eh, venga, ve a por los demás, voy a servir la comida.

Asintió alegre y salió corriendo a la habitación cercana. Busqué platos y calenté la comida, sirviendo los platos calientes en la mesa. Pronto llegó Carol, la cual miró su alrededor pensando.

— Algo pasó aquí, ya no huele a mierda.

— Buenas tardes.

— Oh, buenos días... Butters ¿No? Mi hijo me ha hablado sobre ti, mucho gusto.

— El gusto es mío, porfavor tomé asiento, la comida está caliente.

— ¿Tu la preparaste?

— Si, también les traje postre.

— Ojala Kenny fuera así, se la pasa saliendo y no hace nada en casa.

Reí nervioso mientras servía el resto de platos. Preparé una jarra de jugo y la dejé al centro de la mesa. Carol se sentó mientras me miraba atenta, me sentí nervioso al ser observado.

Karen entró a la cocina seguida de Kenny y Stuart, quienes parecían enojados. Parecían haber peleado recientemente, estaban todos sucios y a Kenny le sangraba el labio. Cuando alzo la vista cruzamos miradas, pareció alegre de verme. Paso por detrás de la silla donde estaba sentada su madre y se dirigió a mi para darme un abrazo el cual acepté gustoso.

Buenas tardes niño.

Me saludó el padre de Kenny apenas este me soltó, me dió miedo escuchar su voz tan... Alterada, saludé con mi mano.

— Buenas tardes, señor, Leopold Stotch, mucho gusto.

— Mhm.

Me quedé estático sin saber que decir, el ambiente se había vuelto tenso y me está desesperando. Tomé un plato con comida y se lo entregué a Kenny quien me sonrió antes de ir a sentarse junto a Karen, quien ya estaba comiendo al igual que su madre.

Serví el plato para Stuart y cuando se lo fui a entregar me lo quitó de las manos. No dije nada, solo observé cómo Kenny lo miraba con odio mientras comía. Me serví yo y comimos. Hubo un silencio incómodo hasta que después de un rato Stuart se levantó en silencio y se fué.

— Y Butters ¿Tienes hermanos?

— No, soy hijo único, mis papás no podrían con otro hijo.

— ¿Dinero?

— No, paciencia.

— Entiendo... Kenny siempre habla de tí. A veces es insoportable.

— ¡Mamá!

— Mamá tiene razón, Kenny, siempre que vuelves de ver a Butters te la pasas hablando de él.

Reí al ver cómo se discutían al respecto. Recogí los platos ya vacíos y los dejé en el lavaplatos para limpiarlos luego. En unos recipientes pequeños serví el postre y se los dí, Kenny parecía confundido.

Le di una porción a Karen y otra a Carol. Me acerqué al lado de Kenny y le entregué su porción. Me miró y luego miro el Budín, y volvió a mirarme.

— ¿Se come?

— Sip, ten.

Con la cuchara saqué una pequeña porción y se la acerqué. Lo pensó un poco y lo probó, sonriendo después de comerlo. Le entregué el servicio contento de que si fuera de su agrado.

El resto de la comida fue tranquilo, Carol me contaba cosas de cuánto Kenny era pequeño mientras él se avergonzaba cada vez más con las cosas que decía su madre. Al final Karen y Carol fueron a descansar y yo me quedé en la cocina, siendo observado por Kenny quien me miraba lavar los trastes.

— Gracias.

— ¿Eh?

— Gracias por todo esto.

— No tienes qué agradecerme, Kenn. Por algo somos amigos.

El silencio se hizo en la habitación. Terminé de lavar y dejé todo en su lugar. Cuando voltee ví a Kenny casi dormido apoyado en la mesa. Reí y me agache a su altura.

— Kenn, ve a dormir.

— Acompáñame... No quiero que papá vuelva.

¿Entonces si pelearon? Gg cc
Miré su rostro, se ve cansado, su labio tiene una herida y su ropa está con sangre también. Tomé su mano.

— Bien, vamos. Necesitas descansar.

Fuimos a su habitación donde se recostó y lo tape con una manta. Me miró adormilado, cerrando finalmente los ojos. Cuando me asegure de que estaba dormido salí a buscar las cosas para limpiar.

Entré a la habitación de Kenny otra vez y empecé a barrer, teniendo cuidado de no hacer ruido con las botellas de alcohol que habían en el suelo. Apile las botellas a una esquina para luego tirarlas, limpié todo el suelo, encontrándome papeles con sangre, pequeñas bolsas vacías entre muchas cosas más.

Ordené su escritorio, más botellas de alcohol, papeles ensangrentados, cajas vacías de quién sabe que, cajas de pastillas, vendas nuevas y agua oxigenada a menos de la mitad del bote.

Cuando abrí el cajón del escritorio para guardar las cosas que aún son de utilidad encontré una pequeña caja con el sello de granjas tegridad. La abrí y en efecto, seguro un regalo de Stan. Lo que me llamo la atención era lo que había más al fondo. Una caja sin nada, talvez esté mal meterme en las cosas de los demás, pero está llena de sangre. La abrí.

Dos bolsas pequeñas vacías, y una a la mitad con polvo blanco. Una jeringa médica utilizada, elástico grueso, algodón manchado en sangre, navajas, otra bolsa pero con pequeñas pastillas de colores. Que mierda.

Deje la caja donde estaba. Tiré a la basura las cosas que no servían del cajón como papeles blancos arrugados y otras cosas. Guarde las vendas y lo demás y me quedé mirando el cajón cerrado.

Lo sabía. 

Azul Mar. - KenjorineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora