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Marjorine.

Hace tiempo no veo a Kenny. Es raro, ya que él suele venir siempre, pero desde ese día que lo ví con el médico no se ha vuelto a aparecer por aquí.

Ayer firmé los papeles del jurado para aceptar mi emancipación de mis padres. Mi abogada se encargó de todo, y ahora debo ir a recibir la llave de mi departamento. Mis padres han intentado contactarme pero no me parece un buen momento para responder a sus regaños y gritos, solo me harían sentir mal.

Al final todo lo pagará el gobierno ya que han contado mi depresión como una discapacidad. También recibiré un bono por la misma causa, ya que mi diagnóstico final fue depresión clínica, cosa que no me creo, siento que solo es una exageración, pero al menos algo sacaré de ello.

Estoy feliz, pero tengo miedo de empezar todo desde cero. Es algo raro, nuevo, horrible.

Había terminado de despedirme de los médicos, ya que hoy me dieron de alta. Cuando iba saliendo del edificio me topé con Kenny, quien apenas llegaba al lugar. Me dió una sonrisa y extendió sus brazos. Joder, como quisiera correr ahora mismo.

Trate de caminar rápido y el decidió acercarse. Cuando estaba cerca corrí sin importar si caía, estaba con él, que más daba. Al abrazarlo pude notar que había bajado de peso, cosa que no me sorprende, siendo las condiciones en las que vive casi que deplorables. Sentí como se alejaba, a lo que alcé la vista para poder verle a la cara. Se veía cansado, pero dió una enorme sonrisa sin importarle su propio agotamiento y beso mis labios con suavidad. Me quedé estática ante aquel contacto, tan sutil y cariñoso.

Creo que él notó que no lo esperé, acarició mis mejillas mientras mantenía esa sonrisa cansada en sus labios.

— No sabes lo feliz que estoy de que ya saliste de ese lugar.

— Ya sé, estaba harta del olor a medicina.

— Jaja, yo también lo hubiera estado con tanto aparato y medicación. ¿Al final que pasó con la psicóloga?

— No me van a internar. El psiquiátrico es muy caro y el gobierno no se quiso hacer cargo así que a cambio me dieron un bono por discapacidad.

— Vaya, supongo que salió mejor de lo esperado.

Apenas acabó de hablar empezó a toser de sobremanera. Di algunas caricias sobre su espalda mientras trataba de recuperar el aire que sus pulmones expulsó antes con tanta violencia. Una vez repuesto respiró agitado.

— ¿Has agarrado resfrío?

— No lo sé, puede ser. Nos fuimos caminando a casa con Cartman anteayer con la lluvia.

— Y que hacías tú bajo la lluvia, Mccormick.

— Se me hizo tarde y se me puso a llover de camino a casa.

Hizo un puchero y me pareció realmente lindo. Solté una risa y negué con la cabeza. Seguramente agarró algún resfriado en esa lluvia, con lo descuidado que es me parece normal.

Antes de que pudiera seguir hablando me quitó el bolso que llevaba de las manos y se lo cargó al hombro.

— Me llamó tu abogada. Dijo que ya irías a por las llaves de la casa ¿No?

— Así es, aunque no sé porqué te llamó.

— Me hago una idea.

— ¿Sí? ¿Porqué?

Usó su mano fingiendo que es un teléfono y atendiendolo — "¿Hola, buenas?" Si hola "¿Se encuentra el novio de la señorita Stotch? Uhm ¿Mccormick?"

— No me jodas.

— Creo que malentendió la situación.

— si...

Me quedé pensando en la situación. Kenny me besó ¿No? ¿Qué significa eso? ¿Será que...? No, no creo que tenga alguna clase de sentimiento tan profundo hacia mi. Talvez solo fue la emoción de la situación, de que ya salí del hospital. Seguro eso.

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Al final Kenn me acompañó a recibir la casa. Al llegar encontramos a mi abogada hablando con un señor mayor. Al acercarnos pude ver en el bordado de la camisa del hombre grabado el logo del gobierno.

— Que bien que llegaron. Estábamos esperándolos.

— Lamento la demora.

— No sé preocupe. Mi nombre es Eduard. Vengo en representación del gobierno. Ya que su madre firmó un trato en el cual pagó la mitad de la vivienda. Si usted lo quiere puede ir pagando mensualmente la otra mitad que queda para que finalmente que completamente a nombre suyo.

— Mi madre... Está bien, haremos eso entonces.

— Firma aquí. Ya me encargué yo de leer los términos y está todo correcto.

— Déjame ver eso.

Tomé los papeles y pegué una ojeada a los términos y condiciones. Era todo normal, así que firmé. Kenny me acarició los hombros mientras miraba los papeles.

Este será el nuevo comienzo, he de suponer.

Azul Mar. - KenjorineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora