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Joaquín aún miraba al chico que estaba frente a él mirándolo con una sonrisa pequeña en sus labios por alguna razón se le hacía un poco conocido.

El tipo frente a Joaquín quién era alto, de piel muy bronceada, cabello negro medio rizado y ojos azules lo miraba curiosamente, pues creía haber visto en otra parte al ojimiel que tenía frente a él.

Miró la libreta de Joaquín llevándose la sorpresa de verla...

— ¿Vacía? ¿Porqué? — finalmente había hablado el mayor

Joaquín miró su libreta y su mirada nuevamente se puso triste al recordar lo que había sucedido con su libreta anterior esa mañana muy temprano.

— Eh... Cometí el error de dejar que mi amiga se encargara de recolectar las firmas que yo debí conseguir por mi cuenta y el líder de mi facultad decidió que debía empezar con las firmas nuevamente — habló sincero Joaquín

Dándose cuenta que el hombre frente a él era un senior por su uniforme se dió cuenta.

— Oh vaya y... ¿hasta cuándo podrás pedir firmas?

— El lunes en la tarde recogerán las libretas

El mayor se fijó en la tristeza en el rostro del ojimiel.

— Ahora que te veo, puede ser ¿que ya te haya visto antes en otro lugar?

A Joaquín también le pareció haber visto desde antes y en otro sitio al ojiazul, pero quizás sólo era un error.

— No lo creo

— Si... Tienes razón...

Se quedaron en silencio unos segundos hasta que el pelinegro mayor se apresuró en sacar un bolígrafo de su mochila, Joaquín lo miraba curioso y sonrió un poco al ver cómo el ojiazul firmaba su libreta siendo la primera persona en hacerlo.

— Soy estudiante de tercer año de la facultad de medicina así que puedo firmar tu libreta, aquí tienes tu primera firma

Joaquín se fijó en la firma en su libreta y sonrió agradecido.

— Muchas gracias...

— Eduardo, así es mi nombre y tú ¿Cómo te llamas?

— Joaquín, soy estudiante de primer año de la facultad de ingeniería

Eduardo le sonrió, pero abrió sus ojos de repente al saber de que facultad pertenecía el menor.

— ¿Ingeniería? Oh vaya... Allí está Emilio Osorio cómo líder éste año, algo difícil son las cosas con él...

Y sí que lo eran, pensó Joaquín.

— Si... Bueno, es un buen líder de todas maneras

Eduardo asintió con su cabeza.

— Y dime Joaquín ¿cuántas firmas tienes que tener? Cuándo yo estuve en primer año así cómo tú, tuve que lograr 500 firmas y lo logré de hecho

— Debo obtener mil firmas...

Eduardo abrió sus ojos enormemente, era un número muy alto para poco tiempo que seguro Emilio les había dado a sus juniors.

— ¡Y apenas tienes una!

Joaquín asintió apenado.

Eduardo negó con su cabeza y sin preguntarle al ojimiel agarró su antebrazo delicadamente, Joaquín ante eso se sorprendió demasiado.

— Ven conmigo, vamos a conseguir las firmas necesarias para tí

Y así Joaquín se fué junto a Eduardo, quién no soltó su agarre del antebrazo ajeno, pero Joaquín sabía que aquel senior tenía buena intención de ayudarlo.

El Inesperado Amor De Un Angel // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora