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Joaquín sintió cómo sus piernas flaquearon por un momento y estuvo a nada de caer al piso sino hubiera sido por él...

Sian agarró rápidamente a Joaquín llevándolo a estar muy cerca de su cuerpo.

— Hey ¿estás bien? — Sian le preguntó mientras mantenía su rostro cerca de Joaquín

— Emilio...— susurró confundido Joaquín, pues de repente simplemente se había sentido raro y su mente le trajo de recuerdo a Emilio inmediatamente

— ¿Emilio? — preguntó ésta vez confundido Sian

Joaquín se percató que estaban muy cerca uno del otro por lo que se alejó de Sian inmediatamente ya sintiéndose más estable.

Sian sólo lo miraba.

— ¿Qué te pasó? ¿Te sientes mal?

Joaquín lo miró y negó con su cabeza.

— No, yo... Estoy bien

— ¿Seguro? Es que casi te caes al piso sino fuera porque voy de regreso para mi habitación nadie te hubiera sostenido

Joaquín lo miró alzando sus cejas.

— ¿Quieres que te dé las gracias? Muchas gracias, ahora iré a mi habitación

Joaquín estaba dispuesto a seguir su camino, pero Sian no lo permitió.

— ¡Hey no! ¡Espera!

Sian se puso frente al ojimiel.

— ¿De verdad tienes tanta prisa de ir a tu habitación?

— Si — simplemente le contestó Joaquín

— Vamos, sé que te inyectaron y que por ello te la pasaste durmiendo toda la tarde, ¿realmente quieres ir a tu habitación a dormir? — le preguntó Sian mientras miraba aquellos mielados ojos

— ¿Cómo sabes que me inyectaron? Además, yo no dije que quería ir a mi habitación específicamente a dormir

— Le pregunté a la enfermera de nuestra zona tu habitación y cuándo deseaba ir a visitarte, ella me informó que estabas dormido cómo un bebé a causa de que te habían inyectado

Sian le sonrió divertido en ese instante a Joaquín, quién lo miraba con su rostro serio.

— Cómo sea, debo irme

Joaquín se hizo a un lado tratando de esquivar a Sian, pero el mayor una vez más se puso frente a él evitando que siguiera su camino.

— Quiero que veas algo — le dijo algo emocionado Sian

— ¿Qué?

Sian no le respondió a Joaquín, en vez de eso le agarró una de sus manos llevándolo inmediatamente hacía el sitio que quería mostrarle.

Tuvieron que subir unas escaleras, pero Sian no soltó la mano de Joaquín en ningún momento hasta llegar a la puerta que daba directamente a la terraza del hospital.

Joaquín se quedó sorprendido, pues a pesar de que anteriormente había estado en ese hospital por mucho tiempo nunca antes había estado en la terraza, la cuál daba a una vista tan hermosa de la ciudad y en esa noche fría todo parecía brillar.

Sian le soltó la mano y Joaquín por su propia cuenta se acercó hasta la estructura que los alejaba del abismo, apreció la vista desde ese sitio sonriendo un poco ya que en ese preciso momento pudo sentirse un poco vivo con tan sólo estar ahí pudo sentirse libre sin estar encerrado en una universidad ó en un dormitorio ó en una habitación de un hospital, en ese instante pudo sentir un poco de paz en su alma.

El Inesperado Amor De Un Angel // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora