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En este nuevo día Joaquín se sentía contento ya que estaba rodeado de las personas que quería mucho.

Era día de visitas, así que allí en su habitación estaban sus padres y sus dos amigos Elyzabeth y Eduardo.

Elisabeth estaba sentada a su lado acariciando suavemente su cabello, Ely miraba a su amigo y le era inevitable no sentirse triste, pues Joaquín parecía estar cada vez más delgado, además que se veía débil, Eduardo también se había percatado de que Joaquín físicamente estaba cambiando aunque estaba consciente que eso era algo normal ya que estaba recibiendo tratamientos fuertes.

Los padres de Joaquín después de haber estado por una hora junto a él ya debían irse para sus trabajos que debían realizar aunque ambos señores parecían estar muy tristes de alejarse de su hijo, para Lizz le fué inevitable no llorar antes de despedirse de su pequeño.

— Te amo tanto hijo ¿lo sabes, cierto? — Lizz le decía a Joaquín con lágrimas recorriendo su rostro

— También te amo mucho mamá — le dijo Joaquín con sus ojos lagrimosos

Se dieron un fuerte abrazo y también con su padre hizo lo mismo, Elyzabeth se sentía muy triste al verlos de esa manera tanto a su amigo cómo a los padres de él, era evidente que estaban sufriendo.

Eduardo se despidió de los padres de Joaquín, pues él aún no se iba a ir y así también Elyzabeth decidió quedarse un momento más junto a Joaquín.

Elyzabeth se sentó a su lado y se dispuso a sacarle las lágrimas a su mejor amigo.

— No llores más enano, basta de tristeza

Joaquín le sonrió débilmente a su amiga y decidió estar más cerca de ella colocando su cabeza en el hombro de Elyzabeth y ésta rodeó con su brazo la espalda del castaño.

Eduardo los miraba sonriente y en ese instante recordó aquel momento dónde se encontró con Emilio en el campus y el  oji-café le dijo que necesitaba que le dijera dónde estaba Joaquín, Eduardo recordó lo desesperado que Emilio se veía.

— Eh... Joaquín, yo no te he dicho algo que pasó en la universidad

Joaquín miró a Eduardo ya alejándose un poco de su amiga ojinegra.

— ¿Dé que se trata? — le preguntó Joaquín

— Emilio, él... Se acercó a mí y me pidió que le dijera dónde estabas

Joaquín abrió sus ojos más de lo normal al escuchar aquellas palabras de su amigo, sintiendo cómo su corazón quiso salir de dentro de él con sólo escuchar el nombre de la persona que había amado con todas las fuerzas de su alma.

Y que... Todavía ama.

— ¿Qué? — dijo Elyzabeth también sorprendida

— Y... ¿Tú que le dijiste? — Joaquín le preguntó sintiéndose nervioso

— Nada, un profesor interrumpió antes que le dijera algo de tí...

Joaquín se quedó en silencio, parecía pensativo, además su rostro se había tornado triste.

— Joaquín, si te soy sincero... Emilio no se vé bien, quiero decir que... Realmente se le vé mal, muy triste, muy deprimido — Eduardo le decía

— ¿Ahora sí?... Ahora si ya está cómo perro arrepentido después de haber engañado a Joaquín — habló Elyzabeth con su tono de voz fuerte

Joaquín se mantenía en silencio todavía, sintiéndose triste y con ese ardor en su pecho que no había desaparecido, le dolía su corazón.

— Eduardo, te pido por favor que... No le digas a Emilio dónde estoy, si nuevamente te pregunta por mí sólo no le digas que está sucediendo conmigo, por favor Eduardo — Joaquín estaba triste su aspecto físico y su voz reflejaban aquello

El Inesperado Amor De Un Angel // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora